El actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ha sido Vicepresidente del Gobierno del presidente Correa. En este período, donde todas las acciones de corrupción están saliendo a la luz, esta luz ha llegado a Ecuador. Todo de debe al caso Oderbreacht.
En Brasil, la colaboración eficaz del dueño de Odebreacht ha determinado una acusación penal a Lula Da Silva; en el Perú, quien fuera recientemente Presidente, Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia se encuentran en prisión provisional, funcionarios de Oderbreacht, bajo confesión eficaz, han declarado haberles dado tres millones de dólares para la campaña presidencial a pedido de Lula Da Silva; otro presidente se encuentra fuera del país sin deseo alguno de regresar, Alejandro Toledo, a quien le dieron más de 20 millones de dólares por cohecho al haber ganado una licitación pública.
En el caso de Ecuador, las voces día a día se hacían insistentes, el actual Vicepresidente Jorge Glas, se encuentra involucrado, tras la difusión de una supuesta conversación entre el excontralor general del Estado, Carlos Pólit; y el delator de Odebrecht, Jose Conceição Santos. Este caso, que puede ser calificado de acción ejemplar, el Presidente Lenín Moreno está cambiando la ruta de los procesos, lo ha destitutido de sus funciones incluso del programa de reconstrucción del país. La actitud sovente de los políticos, en estos casos, es negar, desaparecer, mandar comunicados, con la complicidad de sus correligionarios, en Ecuador se acaba de dar inicio al proceso político de moralización con la transparencia, tan escasa en América latina.
El Presidente Lenín Moreno ha declarado «Voy a tomar decisiones sí, pero no me voy a manifestar, que si tengo una opinión personal, claro que la tengo pues, pero recalco, un mandatario tiene que ser muy honesto en cumplir con su tarea, cualquier palabra que diga el mandatario a favor o en contra de una persona podría sentenciarlo o liberarlo».
