Según el mapa realizado por Leonardo da Vinci, el centro de Milán, se encuentra en la sede de la Cripta de San Sepolcro, al lado de la Biblioteca Ambrosiana, en la Piazza Pio XI, a una cuadra y media de la Piazza del Duomo. Según Leonardo, y lo dibuja en el mapa que actualmente se encuentra en el Museo de Louvre en Francia, ese es el punto central de Milán. Véase La Cripta de San Sepulcro

Quien hace una visita a la Cripta, descubre que desde 1600 se encuentra, por voluntad expresa del Cardenal San Carlo Borromeo, una «palmera de cobre y bronce» que él hizo producir como un símbolo de «sabiduria y regeneración». Todas las casas patricias de Milán, en sus patios centrales, aún poseen una palmera como símbolo, además, de estatus y riqueza.
En la Cripta, se encuentra también, la copia del Santo Sepulcro de Cristo realizado en 1100 en cuyo interior se encuentra la tierra traída por las Cruzadas desde Tierra Santa, Jerusalem, esto para comprender la importancia de la colocación de la Palmera en el Mediolanum milanés.
La actual administración de la Municipalidad de Milán, deseando embellecer Plaza del Duomo dio inicio a un proyecto con un sponsor de excepcion Starbucks, lo encargó al arquitecto Marco Bay. La realización de este proyecto comprende un jardín con plantas, entre ellas palmeras de origen lombarda, adaptadas, desde hace más cien años, al clima de Milán junto a otras plantas con el fin de crear una arquitectura vegetal.
Apenas plantadas las palmeras, recibieron críticas por parte de los milaneses, agudizada por mensajes con fondo político, «palmeras, mezquitas, plátanos», un debate en las redes sociales y por cuanto medio de expresión fuese posible.

Lo grave sucedió el sabado 18, cuando unos vándalos, en un acto barbárico sin precedentes, incendiaron tres palmeras dando fuego a una de ellas. Las cámaras de seguridad han grabado la terrible escena y se espera que dichos vándalos serán capturados y debidamente sancionados.

Esto nos hace comprender el clima de tensión y malestar social que se está viviendo en algunas ciudades, en particular en Italia, cuando culpas de tus males a todo lo que no es nativo, a lo foráneo, calificando erróneamente la Palmera como un símbolo de identificación /acompañamiento de la migración, sintiéndose ellos, literalmente, «invadidos».
La comunicación y la mediación debe predominar entre las instituciones y la ciudadanía para evitar estas expresiones inciviles que agravan aún más el clima moral del país, en la ciudad que desde siempre ha sido y es la capital moral de Italia: Milán.