Hablar de la Unión europea para muchos es pensar en un estado de bienestar. Este bienestar, para muchos no es explicable, cómo ha podido realizarse en un territorio constituido por enemigos, entre rivales. Sin embargo, estos odios europeos llevaron a la conclusión a los padres fundadores, a los hombres y mujeres de ese tiempo, que esa no era la vía de la contienda, la vía del desarrollo, la vía del vivir. Llegar a una situación general de empobrecimiento, no era el mejor resultado.
La negociación del Plan Schuman, iniciado el 20 de junio de 1950 en París, después de un año, el 18 de abril 1951, dio como resultado la firma entre seis países del Tratado que constituyó la Comunidad europea del carbón y del acero, con tres adjuntos que son los protocolos a) sobre los privilegios e inmunidades de la Comunidad; b) sobre el estatuto de la Corte de Justicia; y c) sobre las relaciones con el Consejo de Europa. Luego de ser ratificados por los seis paises, entraron en vigor el 25 de julio de 1952.
Era la primera prueba de un trabajo conjunto y la gestión de un mercado, desde la creación de una zona de libre comercio que estaba basada en la abolición, bajo ciertas condiciones y en un determiando plazo, de los aranceles. Con una Alta Autoridad que la administraba. Fue un éxito.
Este exitoso resultado animó, a quienes se encontraban con una incipiente economía y con muchos deseos de ocupar un rol dinámico en la politica y en la economía, a imaginar otras acciones más importantes. Se llega a la propuesta de la Comunidad europea con la creación de un mercado común general, el acercamiento de las políticas económicas de los Estados miembros así como un desarrollo conjunto dentro de la Comunidad, determinando instituciones que diesen vida a esta gran estructura que cambió la fisonomía de una Europa maltratada por voluntad de su misma gente.
A la fecha, después de sesenta años, muchos excelentes resultados se han obtenido, en la educación, en el mercado, en el desarrollo tecnológico, en la construcción social. Sobre todo en la democracia y en la paz.
Es notable el desarrollo de todos estos países en estos años, no obstante, en algunos de ellos, persista una mala gestión política que se traduce en la incapacidad de los gobiernos nacionales de asumir sus responsabilidades adosándolas a la Unión europea, habiendo construido un rencor en parte de la poblacion hacia esta estructura que busca generar el bien común. No puede ser de otro modo. Esta estructura se basa en la negociación, en la cual, cada representante político nacional, en el Consejo europeo, tiene que defender los intereses de su país. Muchas veces la política de los pequeños intereses ha prevalecido y ha creado crisis caso de Grecia, España, Portugal, Italia.
De país agricola, como era Italia, por ejemplo, se ha transformado en agroindustrial, ha dado valor a sus productos genuínos con las distinciones de sus origenes, peculiaridades, métodos de transformacion, que son normativas comunitarias. Además, con una esperanza: un mercado único que recibe sus productos y circulan libremente. La creación de empresas que se han desarrollado notablemente gracias a las normas técnicas que han permitido ampliar el mercado de consumo bajo una misma normativa europea. Todo ello ha generado poco a poco un solo mercado, un nivel de calidad y cada país ha puesto en evidencia sus genuínas cualidades.
La gastronomía, por citar un caso, que podría muy bien asimilarse al territorio Latinoamericano, es una creación que conlleva cultura. Esa cultura gastronómica ha desarrollado un mercado importante de quesos, de salsas, de embutidos, panes, costumbres alimenticias de 27 países que se entrelazan para casi 500 millones de ciudadanos.
Por ello, hoy 9 de mayo, es un día de fiesta, de celebración.
¡Feliz día Europa!
