Hace ya más de una semana, en la capital británica, ante un nutrido público internacional invitado expresamente, la Primera Ministra Theresa May expuso la línea negociadora del Reino Unido con la Unión Europea para el BREXIT. Después de más de seis meses, luego, incluso, que el Embajador británico ante la Unión Europea Ivan Roger, renunciara, se presentó, finalmente, una línea a seguir. Cuando el pueblo británico en el plebiscito se pronunció por el NO, éste no estuvo acompañado de un programa de salida de la Unión Europea, la decisión popular manifestó su voto visceral tomando por sorpresa a los políticos y al aparato gubernamental.
Lejos de manifestar sorpresa, la actitud británica ha sido de gran arrogancia que no contribuye a un divorcio amigable. Gran Bretaña está delineando políticas y acciones a futuro, sobre todo, de orden comercial siguiendo la vieja política inglesa. Sin embargo, no es clara la envergadura de lo que significará dejar un entramado legal y de intereses que ha significado para ambas partes, Reino Unido y Unión Europea, motivo de crecimiento económico. Para Theresa May los doce puntos u objetivos en la negociación para el BREXIT son los siguientes: 1) Certidumbre; 2) Control de sus leyes; 3) Fortalecimiento de la Unión; 4) Mantener un área de viajes común con la República de Irlanda; 5) Control de la inmigración; 6) Derechos para los nacionales de la UE en Reino Unido y de Reino Unido en la UE; 7) Proteger los derechos de los trabajadores; 8) Libre comercio con mercados europeos; 9) Nuevos acuerdos comerciales con otros países; 10) El mejor lugar para la ciencia y la innovación; 11) Cooperación en la lucha contra el crimen y el terrorismo; y 12) Un Brexit expedito y ordenado.
En la reciente reunión de Davos, en las reuniones referidas al estado de la Unión Europea, tanto los representantes nacionales europeos así como los representantes comunitarios, manifestaron que el proceso comunitario no está finalizado, es más, éste está en camino, que cuenta con un mercado único incompleto así como un mercado digital que debe ser mejorado. Coordinar las posturas de más de veinte y cinco países no es simple. Un trabajo que se desenvuelve entre el pragmatismo y resultados concretos, tangibles para la población europea, las dos piernas del proceso comunitario.
En la misma reunión de Davos, Theresa May presentó el “nuevo” Reino Unido que se “elevará a una papel de liderazgo como un defensor más fuerte y contundente a favor del negocio, de los mercados libres y del comercio libre en todo el mundo”.
La visión del futuro del Reino Unido es de gran confianza, su cambio implicará una dura negociación pero también una transformación de este país en el mundo, un futuro mejor y más brillante, según Theresa May.
«La historia y cultura del Reino Unido es internacionalista, comerciante, en este plan se encuentra, señaló, la determinación de conseguir un acuerdo de comercio libre audaz y ambicioso, apostando a la libertad de celebrar nuevos acuerdos con viejos y nuevos amigos, reforzando las relaciones bilaterales.»
No sabemos, a ciencia cierta, cómo será la real negociación con la Unión europea, pero, si Gran Bretaña tiene un sector financiero tan desarrollado se debe a las regulaciones europeas que se lo concedieron, no es poco significativo el actual regreso a casa de los bancos europeos y norteamericanos, algunos se están desplazando a París, precisamente aquellos que en su momento se transfirieron a la City.
La City tiene un enorme superávit comercial, exportando al resto de la UE 26 mil millones de libras o 30 mil millones de euros de servicios financieros e importan solamente 3 mil millones de euros. Estos números no serán los mismos, los perderá dentro de poco. Lo que agudizará esta pérdida es la actitud arrogante que mantienen incluso en momentos de gran dificultad para aparecer vencedores antes quienes le han permitido ganar durante todos estos años y ellos argumentar que quienes perderán serán los miembros de la UE.

A todo esto, Gran Bretaña, ya desde el 2016 ha iniciado una serie de visitas a países latinoamericanos como Brasil, país que fuera mencionado por Theresa May en Davos, como un país sumamente interesado en realizar un Acuerdo con Reino Unido. El 7 de diciembre 2016 el Secretario de Estado para el Comercio Internacional y Presidente del Consejo de Comercio de Reino Unido Liam Fox, fue recibido por el Ministro de Relaciones exteriores de Brasil, José Serra. Entre enero y octubre 2016 el comercio bilateral entre ambos países fue de 4,4 billones de dólares con un superávit a favor de Brasil por 435 millones de dólares. Reino Unido, de acuerdo a datos del Banco central, es el 4º inversor en Brasil con una cifra de $ 36,7 billones.
El 19 de enero 2017, el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, Embajador Ricardo Luna, recibió al Ministro de Estado para la Política Comercial del Reino Unido, Lord Mark Price, se trató sobre la importancia de un acuerdo provisional con el Reino Unido que permita salvaguardar y mejorar las condiciones actuales de acceso al mercado de ese país, garantizando el ingreso de productos peruanos además de manifestarse la voluntad de ambos países en potenciar y dinamizar las relaciones bilaterales en todos sus ámbitos.
Reino Unido tiene que jugar sólo su partida dejando en su camino un sabor amargo a sus ex-socios quienes tienen sólo la ventaja de unirse más en este momento de gran adversidad, agravada con la eleción de Donald Trump quien está cambiando su política con Rusia dejándo sola a la UE con sus sanciones, precisamente, hacia Rusia. Pero, como lo demuestra la historia europea, en la adversidad saca lo mejor que tiene. En ello confiamos.