Escuchar a Raúl Castro en la VII Cumbre de las Américas ha producido una intensa emoción, escucharlo recorrer las etapas de la sufrida relación de Cuba con los Estados Unidos, él como protagonista de los enfrentamientos en defensa de una isla de 109.884 kilómetros cuadrados, con un poco más de 11 millones de habitantes. Marginada por màs de cincuenta años, por momentos ha conmocionado y ha hecho evidente la dignidad del pueblo cubano.
Se han realizado eventos internacionales y seis Cumbres de las Américas sin Cuba, sin embargo, los tiempos han ido cambiado lenta pero aceleradamente hacia Cuba.
La Declaración del Presidente Patrick Manning, de Trinidad y Tobago al concluir la V Cumbre de las Américas del 2009, señala que los Presidentes y Primeros Ministros hicieron «un llamamiento a dar fin de la exclusión de Cuba del proceso de las Cumbres y del sistema interamericano« agrega «La posición muy abierta y conciliadora del Presidente Obama y de otros líderes que participaron en la Cumbre ha aumentado el optimismo para que Cuba participe plenamente en los asuntos hemisféricos en un futuro no demasiado distante«.
Con la Declaración de Caracas (2-3 diciembre 2011) los países latinoamericanos deciden constituir la CELAC, «único mecanismo de diálogo y concertación que agrupa a los 33 países de América Latina y El Caribe, es la más alta expresión de nuestra voluntad de unidad en la diversidad, donde en lo sucesivo se fortalecerán nuestros vínculos políticos, económicos, sociales y culturales sobre la base de una agenda común de bienestar, paz y seguridad para nuestros pueblos, a objeto de consolidarnos como una comunidad regional«. La CELAC nace bajo la inspiración del Congreso Anfictiónico de 1826, cuando Simón Bolívar convoca a los pueblos latinoamericanos en la Ciudad de Panamá, precisamente en Panamá, por sus características de país de unión, de encuentro. De este modo la CELAC surge «con el compromiso de avanzar en el proceso gradual de integración de la región, haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de los 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe«. Desde diciembre del 2011 ha permitido a los países latinoamericanos dialogar respetando sus diferencias y tratar temas de importancia vital para el desarrollo regional como son: la educación, el desarme nuclear, la agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía y el medio ambiente.
Era la instancia que América Latina necesitaba para reunirse y coordinarse, donde no estaba excluido ningún país, tanto es así que la III Cumbre CELAC del 2014 ha tenido lugar en La Habana.
Siguiendo con la cronología de los eventos que han dado lugar a la unidad Latinoamericana, tenemos la declaración del Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tras la clausura de la VI Cumbre de las Américas del 15 de abril 2012 señala «La mayoría de países apoya la participación de Cuba en el Proceso de las Cumbres de las Américas e hicieron votos para hacer de este propósito una realidad a partir de la próxima Cumbre«.
Finalmente, la intermediación del Padre Bergoglio, Papa Francisco, propicia el acercamiento entre el Presidente Obama y el Presidente Castro, este hecho hizo meditar al mundo que algo no había sido hecho bien, por muchos años, por la comunidad internacional en perjuicio de Cuba.
¿Qué es lo que nos demuestra lo anterior, de lo cual somos testigos de excepción? Que el destino de América Latina está en manos de los latinoamericanos, es más, siempre lo estuvo y no lo actuamos. Podemos decir que no era el momento, y, entonces ¿cuándo era el momento? Cuando nos unimos y decidimos caminar juntos. Caminar juntos todos los latinoamericanos sin necesidad de tener un pensamiento único ni un pensamiento común. Respetando nuestras diferencias, pero juntos.
En este sentido, gran lección ha dado Raúl Castro con sus 83 años, al exponer: “Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto. ¿Cuántos presidentes hemos tenido? Diez antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el Presidente Obama.
Después de decir tantas cosas duras de un sistema, es justo que le pida disculpas, porque yo soy de los que pienso —y así se lo he manifestado a unos cuantos jefes de Estado y de Gobierno que veo aquí, en reuniones privadas que he tenido con ellos en mi país al recibirlos— que, según mi opinión, el Presidente Obama es un hombre honesto. Me he leído algo de su biografía en los dos libros que han aparecido, no completos, eso lo haré con más calma. Admiro su origen humilde, y pienso que su forma de ser obedece a ese origen humilde”.
Si algunos esperaban que el discurso cubano satisficiera el resentimiento de algunos latinoamericanos que culpan y reprochan a todos sin distinción, este discurso no se dio y esto, solo ha dignificado aún más a Cuba, ver la emoción de Obama y los largos aplausos de la Sala, nos da la seguridad que América Latina tiene mucho para dar al mundo y a su calidad de desarrollo. Seguramente que el recuerdo histórico detallado de Raúl Castro en la VII Cumbre de Panamá no se repetirá más pues si los tiempos están cambiado, hay que pensar en el desarrollo, sin rencores. Ante un mundo de imperfecciones y con necesidad de bienestar para los ciudadanos latinoamericanos, en muchos casos urgente, como ha sido manifestado: la educación, la seguridad ciudadana, el tráfico de drogas, es necesario que un gobernante no deje de lado su función principal que es velar por el bienestar de sus ciudadanos y trabajar con todos sus socios y en este caso, en especial, con dos socios importantes en la región: Estados Unidos y Canadá.
Por otro lado, debe quedar claro que marginar a un país latinoamericano por los latinoamericanos no se deberá dar nunca más, la debilidad demostrada por nuestros gobernantes por tantos años no es enaltecedora.
Esperemos que este concepto evolucione a «nunca un país americano será marginado por los países americanos».
Pero, ante este protagonismo presidencial queda a los latinoamericanos, a todos, asumir la responsabilidad del voto, actuar la democracia, elegir con responsabilidad, de nosotros dependerá que los tiempos de mañana se den ahora. Es nuestra tarea elegir presidentes que no tengan miedo de los ciudadanos sino que se pongan al servicio de los mismos y que éstos tengan el objetivo de procurar desarrollo para todos los ciudadanos no el enriquecimiento propio y de sus fines personales, que respeten los derechos de sus ciudadanos incluso de los opositores. Queda a los ciudadanos, no apoyar la entronización en el poder de ningún gobernante, ningún proyecto por excelente que sea debe eliminar el ejercicio democrático, reforzar la democracia implica ejercer el voto, el voto responsable. Solo así podremos tener una próxima Cumbre de las Américas en Lima el 2018 con programas concretos, bajo objetivos comunes, cuando se tendrá como tema central no la historia sino el bienestar de todos los ciudadanos americanos.



