Una Roma soleada recibe a los Jefes de Estado y de Gobierno en la sede del Campidoglio, se vive la conmemoración del 60º Aniversario de la firma de los Tratados de Roma. Una ciudad desierta los recibe, Plaza Venecia esta perimetrada por policias, el ingreso al Campidoglio se realiza bajo estrictas medidas de seguridad. Esta presente ese enemigo invisible que se mueve tras una sola persona, que utiliza los sistemas digitales generando terror, pone su vida en riesgo, está dispuesto a morir destruyendo la vida de tantos otros seres humanos.
En 1957, en esta sede se firmaron dos Acuerdos, uno de ellos referido a la Energía, pocos años después cayó en desuso y el Tratado de la Comunidad económica europea, el gran motor del proceso comunitario que ha dado lugar al Mercado común europeo.
A 60 años, el entusiasmo hacia este proceso ha decaído, perdió su camino en algún momento, ¿pudo ser con el ingreso de Inglaterra y la gran atención al sector financiero?; o, lo perdió ¿con el auge económico de Alemania? aunque nadie se preocupó cuando Alemania realizó la reunificación de las dos Alemanias significando tantos sacrificios que han marcado su desarrollo; ¿lo perdió cuándo Grecia dejó de cumplir los parámetros establecidos para tener una economía sana?, ¿cuándo fue el turno del incumplimiento de los parámetros por parte de Italia, de España, de Portugal?, ¿por qué no fueron contagiados por la virtuosidad del norte de Europa?. ¿Lo perdió con la llegada de la migración africana? ¿la de los refugiados sirios? o tal vez ¿por una adhesión muy rápida de los países del Este?
No se sabe con certeza en qué momento preciso tuvo inicio o tal vez en todos esos momentos y en otros más, cuando se produjo el alejamiento del proceso comunitario, de sus gobernantes de la gente, se alejaron del proceso que ha transformado Europa.
Si Italia enfrenta la migración, su geografía facilita este fenómeno, sin embargo, no podemos dejar de tomar en cuenta los cuantiosos financiamientos comunitarios que se encuentran en la base de la búsqueda de una solución a esta migración, donde cooperativas cercanas al gobierno han administrado los fondos y algunas veces sin inmigrantes.
Rabia, desaliento, escasez de trabajo para tantos jóvenes, en una Italia con poca meritocracia así como en casi todos los países del sur de Europa. Una Europa con fuerte identidad que tiene clara la idea que si hay una atención debe ser dada al ciudadano europeo, antes que al migrante; que si hay un financiamiento éste les corresponde a ellos; si hay una casa debe ser primero para el europeo; si hay un trabajo ese debe ser para el europeo. Cooperar, si. Pero, en casa de cada uno no en casa de ellos, con los europeos hay que producir, hay que trabajar y sino es así, debes irte. ¡Cuánta diferencia con la generosa América Latina y Caribe!
En la víspera de la conmemoración, el presidente del eurogrupo progresista, el holandés Jeroen Dijsselbloem declaró “En la crisis del euro, los países del euro del Norte han mostrado su solidaridad con los países en crisis. Como socialdemócrata considero la solidaridad extremadamente importante. Pero quien la exige también tiene obligaciones. No puedo gastarse el dinero en alcohol y mujeres y después pedir ayuda” refiriéndose al sur de Europa, hasta el momento no se ha disculpado ni retractado en sus declaraciones. Una base de reproche y desaprobación está en la base de sus declaraciones, esa es la actitud, también, al interno del territorio europeo entre los países miembros.
Sin embargo el Nuevo Acuerdo Europeo o la Declaración de Roma, se firmó hoy 25 de marzo, desde las 11.27 los presidentes y gobernantes desfilaron para su firma, como hace 60 años atrás, en la misma Sala. Si antes eran 6 países firmantes ahora fueron 27. Se respiraba un aire embargado de emoción.
Todos creen en el proyecto comunitario, quieren trabajar juntos, las bases la han vuelto a poner esta mañana. No se puede dejar el pasado europeo de dignidad del hombre, de la paz lograda ante tanta diversidad, ante tantas diferentes lenguas, saben que deben combatir los estragos de una crisis iniciada en el 2008, que aún no ha podido ser contrarrestada.
La gran tarea no es sólo económica, la gran tarea es conectarse con la población, que la población sienta que tiene un proceso que favorece el crecimiento de los ciudadanos en todos los sentidos, económico, social, político, unir esfuerzos para hacer frente a retos que divididos sería imposible hacerles frente. En realidad todos piden “Más Europa” y el camino es volver a definir la visión común.
Como sostuvo el Papa Francisco el viernes 24 en el Vaticano cuando los recibió en Audiencia “La Biblia nos ofrece un método pedagógico fundamental, no se puede comprender el tiempo que vivimos sin el pasado, entendido como un conjunto de hechos alejados sino como la linfa vital que riega el presente. Sin esta conciencia, la realidad pierde su unidad, la historia su hilo lógico y la humanidad pierde el sentido real de sus propias acciones y la dirección de su propio futuro”. Para concluir “a ustedes, en cuanto líderes, les corresponderá discernir la vía de un “nuevo humanismo europeo” hecho de ideales y de concreciones. Esto significa no tener miedo de asumir decisiones eficaces, capaces de responder a los problemas reales de las personas y resistir a las prueba del tiempo.”