En 2016 el ritmo de crecimiento de la economía chilena registró una disminución que pasó del 2,3% en 2015 al 1,6% en el 2016, debido a la contracción de la inversión y de las exportaciones, pese al aumento del consumo público y privado. Esto conllevó a una desaceleración generalizada de la mayoría de los sectores de actividad económica, a excepción del comercio, además de contracciones en la minería. Este contexto se explica en parte por una débil demanda agregada externa y un precio internacional del cobre que se situó por debajo del registrado en 2015.

La desaceleración económica produjo una fuerte caída de los ingresos tributarios, que no pudo ser compensada por el esfuerzo de contención del gasto público, lo que redundó en un aumento del déficit público, que pasó del 2,2% del PIB en 2015 al 2,7% del PIB en 2016.

La disminución del crecimiento de la economía produjo una marcada caída de las importaciones de bienes, con lo que se logró reducir el déficit en la cuenta corriente que pasó del -2,1% del PIB en 2015 al -1,4% del PIB en 2016 y compensar con creces la contracción de las exportaciones y el aumento del desequilibrio de la balanza de renta. El déficit fue financiado a través de flujos de inversión extranjera directa que, no obstante, fueron mucho menores que los registrados el año anterior. Con todo, la economía presentó una caída en su posición deudora neta y la deuda externa se situó en un 65,4% del PIB frente a un 70,1% del PIB en 2015.

Pese a esta situación, el desempleo se mantuvo en niveles históricamente bajos en 2016, aunque en el primer trimestre de 2017 anotó un aumento. En 2016 las remuneraciones experimentaron la menor tasa de crecimiento en una década, como consecuencia de la disminución de la demanda agregada y los esfuerzos de contención del aumento de los costos productivos a nivel empresarial.

Para 2017 se espera que el escenario de desaceleración se mantenga, aunque a un ritmo más pausado que el de 2016, y que la tasa de crecimiento del PIB se sitúe en torno al 1,4%. Un contexto externo más favorable, con una mayor expansión de la demanda agregada externa y un aumento del precio internacional del cobre, podría impulsar las exportaciones y mitigar, al menos en parte, el impacto de las condiciones económicas internas en el crecimiento y el empleo.

El desempeño del sector agropecuario, cuya actividad se expandió un 3,7% en 2016, frente a un 6,7% en 2015, es consecuencia del comportamiento desigual que presentó a lo largo del año el sector en su conjunto. En este resultado influyeron factores de carácter natural, la baja de las exportaciones y la contracción de la pesca extractiva.

El comportamiento de la minería, que en 2016 presentó un crecimiento del –2,9%, frente a una variación del 0% en 2015, respondió al bajo dinamismo de la demanda externa por metales y a un menor precio del cobre, que aún se mantiene por debajo de los niveles registrados durante el superciclo de las materias primas.

La evolución del sector manufacturero, cuya tasa de crecimiento fue del -0,9% en 2016, en comparación con un 0,2% en 2015, se explica por las menores exportaciones, una menor demanda interna de la economía, expectativas de bajo crecimiento y la contracción de la industria pesquera.

Foto: ©Fernando Morales Santiago de Chile

En el sector de la construcción, se desaceleró el ritmo de crecimiento con respecto al año anterior, la expansión fue del 2,5% en 2016, en comparación con un 3,9% en 2015, debido a la caída de la inversión en construcción y obras, del -1,1%, frente a un crecimiento del 2,7% en 2015, en particular en el sector minero y en obras viales.

El comercio fue el sector que registró el mejor desempeño en 2016, su actividad creció un 3,4%, frente a un 2,3% en 2015, que se reflejó en sus componentes tanto minorista como mayorista. El sector fue impulsado por el crecimiento del consumo privado y la mejora de las condiciones de liquidez para el consumo privado.

En consonancia con el comportamiento general de la economía y la composición de la demanda agregada, en 2016 los servicios empresariales se contrajeron en -1,8%, en comparación con una expansión del 1,2% en 2015, mientras que los servicios personales anotaron una expansión de un 5,2%, frente a un 1,8% en 2015.

En 2017 se espera que la tasa de crecimiento de la economía se sitúe cerca del 1,4%. Varios sectores económicos, incluidos la minería, la manufactura, la construcción, el sector de electricidad, gas y agua y los servicios empresariales, que representan aproximadamente el 40% del PIB del país, han registrado contracciones en los últimos tres trimestres, con la excepción del sector de la construcción, que experimentó contracciones en los últimos dos trimestres.

El desempeño de la actividad económica también se verá afectado por la huelga que tuvo lugar en la mina de cobre Escondida, entre el 9 de febrero y el 23 de marzo de 2017, que representa aproximadamente el 20% de la producción de este metal en Chile.