En la plenaria, «la situación en el Perú»

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Señor Presidente, Mr President, Señorías del Parlamento europeo,

Parece que Perú atrae menos que China – o al menos, hay menos gente en el Hemiciclo que al final del debate sobre China esta mañana.

Y sin embargo, lo que está ocurriendo en Perú es extraordinariamente importante y grave. Pero permítanme, antes que entrar en la cuestión, expresar de nuevo nuestra simpatía, nuestro apoyo a todos los afectados por el ciclón Yaku – uno más – y a por sus devastadores efectos.

Señorías, no les voy a explicar lo que ya saben. Perú es un país amigo de Europa, es uno de nuestros socios en América Latina. Fue mi primer viaje a América Latina como Alto Representante [para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad]. Todavía estaba el presidente [Pedro] Castillo, recién elegido.

Un país que pasa por una grave crisis social y política, cuyo último capítulo acabamos de ver. Pero si se ve en perspectiva, realmente lo que tenemos es una grave crisis estructural de gobernabilidad. Una crisis profunda y duradera, con un deterioro institucional que ha ido agravándose y que está desembocando en una verdadera crisis de representación política.

Vamos a recapitular para saber cómo hemos llegado hasta aquí.

El pasado 7 de diciembre [2022], el Congreso peruano nombró una nueva presidenta, la señora [Dina] Boluarte.  

Antes, el presidente [Pedro] Castillo había intentado disolver ilegalmente el Congreso, y tras su fracaso en ese intento, fue detenido por intentar a instaurar un gobierno de excepción y convocar elecciones a un Congreso constituyente, horas antes de que se celebrase una moción de impeachment – de destitución, de censura, diríamos en España – en su contra.

Nosotros en la Unión Europea, lamentando lo ocurrido, reconocimos inmediatamente la legitimidad de la nueva presidenta [Dina Boluarte] y destacamos que el pleno respeto a la Constitución, a la legalidad, a los principios democráticos, a la separación de poderes eran cruciales para que el Perú recuperase una senda de estabilidad política.

Iniciamos un dialogo directo con las autoridades y con varias declaraciones públicas. Expresamos nuestro apoyo al diálogo entre todas las fuerzas políticas, las comunidades afectadas como una condición sine qua non para conseguir aliviar las tensiones políticas y responder a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos peruanos.

Sin embargo, como era lamentablemente de prever, poco después de que la presidenta [Dina Boluarte] asumiera su cargo, se iniciaron varias manifestaciones en varias partes del país con violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, resultando en una cifra dramática de más de 60 muertos y más de 1.300 heridos, a unos de los cuales gravemente invalidados.

Deploramos esas muertes, condenamos los actos de violencia, pero también el uso desproporcionado de la fuerza por parte de quien tiene el monopolio de la fuerza y la misión de velar por la seguridad de los ciudadanos.

Así se lo traslade personalmente a la Canciller, la ministra [de Asuntos] Exteriores, la señora [Ana Cecilia] Gervasi, durante nuestro último encuentro señalándole – en República Dominicana – que era fundamental que las investigaciones en curso aclaren quien, y como hizo uso de armas de fuego, quien y como utilizo desproporcionadamente la fuerza, y estos sean responsables de sus actos ante la justicia.

En este sentido, consideramos un paso muy importante la reciente visita a Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para observar la situación de los derechos humanos en el país. Esperamos que las recomendaciones finales de esta misión puedan servir para aclarar lo ocurrido. Esperamos que se publiquen pronto sus informes, que se examinen a fondo y que se tengan en cuenta para evitar que se repitan situaciones similares.

Y desde luego, desde la Unión Europea haremos todo lo posible para apoyar al Perú en este sentido.

Señorías, nosotros podemos apoyar, pero son los propios peruanos quienes deben encontrar una solución a la crisis social y política por la que atraviesa su país.

Adelantar las elecciones a este año, que ha sido una de las principales demandas durante las protestas, hubiera sin duda servido para aleviar las tenciones y comenzar a restaurar la confianza en las instituciones democráticas.

Y, de hecho, después de un momento de duda inicial, la presidenta Boluarte acabó declarándose favorable a organizar esas elecciones anticipadas y a cortar en consecuencia su mandato. Pero ella no puede disolver el Congreso, tiene que ser el Congreso que se autodisuelva y no parece querer hacerlo – o al menos hasta ahora no lo ha querido hacer.

Y así está la situación bloqueada. Hay que reconocer que las elecciones no son la solución maravillosa y milagrosa para todos los problemas, pero parece que sea una condición necesaria para que, a través de medidas consensuadas de más largo plazo, se pueda mejorar la gobernabilidad y la cohesión social.

Porque esta crisis lo que ha demostrado es el bajísimo nivel de confianza de la sociedad peruana en sus lideres políticos y en la capacidad de sus instituciones para representar los ciudadanos y para responder a un pluralismo que la sociedad peruana tiene a través del único mecanismo que conocemos en democracia, que es el dialogo, el compromiso y la negociación.

Nosotros apoyamos a la defensoría del pueblo, a los órganos electorales peruanos, a los defensores de los derechos humanos, al periodismo local, a los medios de comunicación independientes – que los hay.

Procuramos promover la participación política de una población que, en buena medida, ha estado históricamente excluida, por consideraciones sin duda de tipo étnico, y contribuyendo también a la promoción de los derechos humanos.

Pero insisto, es la sociedad peruana que tiene que encontrar una salida a esta crisis – una crisis democrática y de representación. Y si no se escucha esa demanda, si no se hacen reformas, si no se toman medidas, se va a romper definitivamente el vínculo entre los representantes políticos y la sociedad.

Es, por lo tanto, el momento para evitar cortoplacismos tácticos y juegos de poder, y pensar en el futuro del pueblo peruano, y lo que esperamos es que la democracia peruana sea capaz de dar respuesta a las demandas de la sociedad.

[En] segundo lugar, también conocemos la tentación de recurrir a la violencia o remplazar la política por el orden y la fuerza. Sabemos que eso nunca será una solución, pero puede ser una tentación.

En tercer lugar, es necesario – más que necesario, es urgente – crear condiciones para un diálogo constructivo e inclusivo – como nos gusta decir. Inclusivo, entre el gobierno, [los] actores políticos, [la] sociedad civil, [las] comunidades afectadas, porque las demandas de la sociedad peruana no son ni únicas ni homogéneas.

A lo largo y a lo ancho del territorio peruano existe una diversidad y marcadas particularidades territoriales. No es el mismo la costa que la sierra, no es el mismo la ciudad que la jungla del Amazonas, que también la hay.

Es un país suficientemente grande y diverso como para que haya muchas y bien marcadas particularidades territoriales, y lo primero que hay que hacer es escuchar y dialogar, acercándose a esas comunidades. Y nosotros estamos plenamente comprometidos a apoyar los esfuerzos en este sentido, y no quisiera que mis palabras fueran palabras huecas y fáciles de pronunciar aquí en Estrasburgo, sino que representasen un compromiso genuino, conociendo la dificultad que tiene que esa inestabilidad política en Perú no es de hoy, ni de ayer, ni de antes de ayer. Porque si ustedes miran al número de presidentes peruanos y como los últimos – creo que son siete – han terminado sus mandatos, es evidente que es una crisis institucional que esta cronificada como en otros tantos lugares – por desgracia, no es solamente Perú que sufre de esos problemas.

Pero a nosotros nos importa el Perú, nos importan los peruanos, nos importa su gente, nos importa el país. Estoy seguro de que todos los diputados y diputadas, que participan en este debate hoy, tienen el mismo sentimiento que yo y quedo a la escucha de sus consideraciones.

Muchas gracias.