El reciente Índice de Percepción de la Corrupción publicado por Transparency destaca que la mayoría de los países están logrando poco o ningún progreso para acabar con la corrupción, mientras que análisis posteriores muestran que periodistas y activistas en países corruptos arriesgan sus vidas todos los días en un esfuerzo por hacer conocer la verdad.
El índice, que clasifica 180 países según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público según expertos y empresarios, usa una escala de 0 a 100, donde 0 es altamente corrupto y 100 es muy limpio. El año 2017, el índice encontró que más de dos tercios de los países obtuvieron puntajes por debajo de 50, con un puntaje promedio de 43.
Los avances contra la corrupción en varios países son valiosos, señala Transparncy, pero «no constituyen políticas integrales que aborden las causas históricas y estructurales de la corrupción en la región. Los países que consideran a la lucha contra la corrupción una cuestión prioritaria y generan políticas nacionales relevantes mediante el consenso y la participación política, están en mejores condiciones de lograr un salto cualitativo importante. En cambio, los países que no abordan prioritariamente los problemas de corrupción podrían estar peor cada año.»
Es de destacar la LEY SOBRE PROBIDAD EN LA FUNCIÓN PÚBLICA Y PREVENCIÓN DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES promulgada por Chile a inicio de este 2018, sin embargo, fue propuesta en septiembre 2017. Esta Ley «regula el principio de probidad en el ejercicio de la función pública y la prevención y sanción de conflictos de intereses. El principio de probidad en la función pública consiste en observar una conducta funcionaria intachable, un desempeño honesto y leal de la función o cargo con preeminencia del interés general sobre el particular.»
Prosigue el texto, «Existe conflicto de intereses en el ejercicio de la función pública cuando concurren a la vez el interés general propio del ejercicio de las funciones con un interés particular, sea o no de carácter económico, de quien ejerce dichas funciones o de los terceros vinculados a él determinados por la ley, o cuando concurren circunstancias que le restan imparcialidad en el ejercicio de sus competencias.»
Por ello, sanciona la ley, «Todo aquel que desempeñe funciones públicas, cualquiera sea la calidad jurídica en que lo haga, deberá ejercerlas en conformidad con lo dispuesto en la Constitución y las leyes, con estricto apego al principio de probidad. La inobservancia del principio de probidad acarreará las responsabilidades y sanciones que determine la Constitución o las leyes, según corresponda.»
Con tal motivo, para el debido cumplimiento del principio de probidad, la ley «determina las autoridades y funcionarios que deberán declarar sus intereses y patrimonio en forma pública, en los casos y condiciones que señala. Así también, esta ley determina los casos y condiciones en que esas autoridades delegarán a terceros la administración de ciertos bienes y establece situaciones calificadas en que deberán proceder a la enajenación de determinados bienes que supongan conflicto de intereses en el ejercicio de su función pública.»
Situación Latinoamericana
Según el Índice de Transparencia 2017, la situación de los países latinoamericanos, salvo el caso de la ley chilena anteriormente expuesta, no ha mostrado mayor avance. A continuación la tabla con las posiciones.
Índice de Percepción de la Corrupción 2017 Latinoamericano

Vivir en una sociedad corrupta, no es agradable ni edificante, lleva al mismo ciudadano a incurrir involuntariamente y voluntariamente en un sistema que cada vez empobrece a muchos en favor del enriquecimiento de pocos, creando mecanismos perversos. Muchos de estos países apuntan su desarrollo al turismo, ningún turista puede sentirse gratificado de pasar vacaciones en lugares cuyo alrededor está sumergido en la pobreza y en la falta de oportunidades para los demás. Las leyes no se cumplen, las mismas autoridades municipales, nacionales, no cumplen con el ciudadano, por ende, la ciudadania se habitúa al diservicio, teme reclamar y pierde, poco a poco, la confianza en las instituciones. Todos ello no es un buen vivir. Cómo es sabido, «la corrupción genera más corrupción.»








