CHILE, ESTA NO ES UNA SIMPLE REFORMA LABORAL: ES UNA REFORMA CIVILIZATORIA. Por Jaime Ensignia.

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Nuestro Colaborador Jaime Ensignia, nos hace conoce la próxima promulgación de la Reforma Laboral en Chile, la considera no solo laboral sino va más allá, según él, nos hará conocer qué sociedad desean construir los chilenos, hacia dónde van. Un debate en el cual todos han participado, aunque lamenta posturas de descrédito por parte de instituciones que causa simplemente sorpresa.

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El Proyecto de Ley que Moderniza las Relaciones laborales, llamado por los medios de comunicación como la reforma laboral, entra en su fase final. Hasta el 14 de septiembre, el ejecutivo tiene tiempo de enviar las indicaciones en relación a esta emblemática reforma laboral. Luego tendrá que pronunciarse el legislativo, los senadores o si hay comisión mixta, diputados y senadores. Como nunca visto, en el debate político nacional, la discusión en el parlamento y sus respectivas comisiones y en los análisis y propuestas de los actores sociales y políticos, la participación ha sido masiva y contundente. Todos los segmentos de la sociedad, han tenido la oportunidad de manifestarse en relación a este proyecto, sea algunos para criticarla por insuficiente, otros para enriquecerla, los de siempre para demonizarla y señalar que el apocalipsis y el caos económico está a la vuelta de la esquina. O, bien para decir que es “necesaria” pero está mal concebida que hay que hacerla “bien” y, en donde el “aporte” académico, permitiría corregirla. Lo cierto es, que a nadie le ha sido indiferente esta reforma.

Lo que es necesario entender, es que este proyecto de Ley que Moderniza las Relaciones Laborales del Chile de la segunda década del siglo XXI, es un debate eminentemente político, social y ético y no tan solo laboral sindical y de sus actores involucrados. Es un debate mucho más amplio y dice relación a qué tipo de sociedad queremos o tenemos y queremos seguir teniendo, siendo en este sentido un debate civilizatorio. No olvidemos, que la matriz neoliberal del Plan Laboral de la dictadura cívico militar estuvo estrechamente ligado a la matriz del modelo económico neo liberal imperante en nuestro país desde hace más de 36 años. Esa transformación radical de las relaciones laborales en ese entonces, junto a otras transformaciones radicales en el Estado chileno no gozó en absoluto de un amplio debate público de los actores sociales y políticos, principalmente, debido a que el movimiento sindical de ese entonces y sus partidos políticos cercanos estaban fuera de la ley y perseguidos y un dato no menor, no había Parlamento. En el actual debate sobre esta reforma laboral u otras reformas en curso, se argumenta erróneamente que estamos frente a reformas radicales o reformas refundacionales -sobre la radicalidad de las transformaciones estructurales de los años 70 y 80 en nuestro país-, al parecer, más vale olvidarse.

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En rigor, Chile necesita democratizarse y modernizar sus relaciones laborales y este proyecto presentado por el gobierno de la presidenta Bachelet y liderado por la ministra del Trabajo y Previsión Social, Ximena Rincón, puede ser para muchos insuficiente y, quizás lo es, para otros de poco alcance ya que no enfrenta decididamente el inaudito poder del sector empresarial chileno y deja fuera de su alcance reivindicaciones históricas del mundo del trabajo, como la negociación colectiva ramal, la derogación de artículos de despidos a mansalva como el 159 y 161, pero sin duda es un avance importante en relación a lo que en este ámbito se ha logrado en estos 25 años de retorno a la democracia. Lectura aparte y objeto de un análisis mucho más profundo y necesario, ha sido la posición de descrédito que hemos observado por parte de los medios de comunicación y de gremios empresariales chilenos y paradojalmente de instituciones externas, como la Cámara de Comercio Chileno-Británica de Comercio o bien, la Cámara de Comercio Chileno Norteamericana (AMCHAM Chile) -por nombrar algunas-, las cuales han objetado seriamente los objetivos centrales de esta iniciativa modernizadora de las relaciones laborales del gobierno de Michelle Bachelet.

 

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