Hay dos hechos que definitivamente alteran, o alterarán, la situación geopolítica latinoamericana que ya venía en un desanimador marasmo político, y un tercero que influenciará el destino del Perú y Chile.
1.- En primer lugar, tenemos el resultado electoral que viene apreciándose en Argentina, que cambiará de un plumazo y, digamos radicalmente, la inclinación ideológica gobiernista, lo que podría significar la resurrección del país, su salida del eje del Foro de São Paulo que ya era casi concluyente, y, además, un posible cambio en su acercamiento y relación con China. Otro aspecto sería la probable negativa a integrarse al BRICS, resultante de la invitación de Lula da Silva, con el consiguiente interés de satelizar Argentina, buscar su apoyo en el cambio de moneda para comercio internacional y hacerla dependiente de préstamos del Banco BRICS, para evitar su quiebre económico y financiero.
Caso todo resultar como viene apreciándose, Argentina sería un país más que se declararía contra el Socialismo del Siglo XXI, inspirando a otros países del área que aún luchan para mantenerse fuera de esa órbita y mostrando a América Central (y a México en especial), que esa decisión es perfectamente posible, viable y loable para mantener la independencia de los países y la verdadera Democracia y Constitucionalidad.
2.- En segundo lugar, el asesinato sucedido en Ecuador pone en evidencia la forma en que la izquierda actúa cuando se ve amenazada, y puede estimular el rechazo generalizado de la ciudadanía ante las acciones violentas de esa izquierda compactuada con el narcotráfico, que amenaza la seguridad nacional, pone en riesgo la independencia nacional y marca el camino a una subordinación a las banderas del mejor llamado Narcosocialismo del Siglo XXI, con sede en Cuba y sus tentáculos en Venezuela y Colombia.
3.- En tercer lugar, aparece Chile que despierta de su “entusiasmo político” y se deparó con que el camino tomado lo está llevando a una verdadera crisis no solo económica sino principalmente geopolítica, y ante esa realidad, trató de retroceder en algunas acciones para mostrarse como un socialismo moderado que no se sometía abiertamente al Foro de São Paulo. Sin embargo, ese “despertar” lo llevó a apreciar que ahora es bastante tarde para evitar la pérdida del control marítimo que tanto ambicionó desde la aciaga guerra de 1879, y que consiguió a través de ella, imponiendo la Doctrina Portales como coronación de sus deseos. Hoy afaga un sentimiento de impotencia ante la construcción de dos megapuertos en el Perú: Chancay y Corío, que no podrán ser confrontados por Chile en un futuro inmediato, quedando subordinados a un tráfico marítimo de cabotaje.
4.- Cabe un corto análisis sobre la función de cada uno de los megapuertos mencionados. El de Chancay es una posibilidad para países del norte del continente, de salida hacia el Asia, e inclusive, para Brasil. Ya el de Corío, se presenta como una excelente alternativa de evacuación de productos del sur del continente, incluyendo el cobre chileno y los minerales bolivianos, así como para productos argentinos que engloban los probables de Uruguay y Paraguay que, aunque modestos, podrían significar un futuro promisorio para el mejor desarrollo de esos dos países. No se puede dejar de mencionar que Brasil tendría dos opciones de salida, la primera por Chancay y la segunda por Corío, más aún considerando que está en ejecución y desarrollo la construcción de una carretera que pasa por Uruguay, Argentina, Paraguay y bordea Bolivia, carretera que será reforzada con una vía férrea, que era un proyecto, mas que con la realidad del puerto de Corío se convierte fácilmente en una necesidad.
5.- Bolivia ve que se pone en jaque su ambición de establecer una república independiente de etnias originarias que solamente le sirve como un pretexto para afirmar su corredor de producción, comercialización y distribución de drogas; o se sube al tren que pasará por su frontera para evacuar sus minerales o su economía será limitada por su capacidad de tráfico de droga, que puede ser aparentemente grande pero no lo suficiente como para sustentar a un país, además, quedaría completamente aislada geopolíticamente, dependiente únicamente de su producción interna. Su apoyo a la minería ilegal de oro y otros minerales cesaría ante la posibilidad de comercialización sin riesgos de contrabando y más directamente por los puertos peruanos.
6.- Finalmente, toda la alteración que sufrirá el continente con todo lo expuesto, pone en camino terminal la supuesta, y ansiada, lideranza continental del Foro de São Paulo y las ambiciones del Cartel de Puebla, ya que no se hace necesaria la “dirección” de Brasil sino su colaboración e integración. Cabe todavía un punto más, Perú podría, en aras de contener ambos puertos, convertirse en el perfecto coordinador de todo el tráfico comercial de Sudamérica y aún ofrecer sus servicios a América Central, claro que eso sería posible solamente con un gobierno que visualize el camino que debe ser seguido y no simplemente subordinarse a intereses extranjeros.
Pregunto: ¿Eso no inspira a un cambio? ¿Esa posibilidad increíble que se da una sola vez en toda una vida, la vamos a perder? ¿Por qué? ¿Por subordinarnos a ideologías que llevan a la pobreza ante Eldorado que el futuro nos presenta? ¡Reaccionemos! La vida no ofrece dos veces una oportunidad como ésta…