Han pasado cinco años desde que miles de ciudadanos nicaragüenses salieron a las calles a manifestar su legítimo reclamo por los derechos humanos, en particular los derechos civiles y políticos, y por el retorno de la democracia. En lugar de que sus demandas fueran escuchadas y respetadas, el pueblo de Nicaragua enfrentó desde entonces una represión sistémica.
La Unión Europea ha condenado sistemáticamente esta represión, pidiendo reiteradamente la liberación de todos los presos políticos, el pleno retorno al estado de derecho y el regreso de las organizaciones internacionales de derechos humanos al país. Además, la UE ha alentado regularmente al gobierno de Nicaragua a entablar un diálogo genuino e inclusivo con el pueblo nicaragüense sobre sus demandas legítimas.
En este triste aniversario, la UE confirma su disposición a apoyar todos los esfuerzos encaminados a una solución democrática, pacífica y negociada a la prolongada crisis política en Nicaragua.
La Unión Europea ha condenado sistemáticamente esta represión, pidiendo reiteradamente la liberación de todos los presos políticos, el pleno retorno al estado de derecho y el regreso de las organizaciones internacionales de derechos humanos al país. Además, la UE ha alentado regularmente al gobierno de Nicaragua a entablar un diálogo genuino e inclusivo con el pueblo nicaragüense sobre sus demandas legítimas.
En este triste aniversario, la UE confirma su disposición a apoyar todos los esfuerzos encaminados a una solución democrática, pacífica y negociada a la prolongada crisis política en Nicaragua.
Como señala La Prensa de Nicaragua, «han pasado cinco años desde que miles de ciudadanos nicaragüenses salieron a las calles a manifestar su legítimo reclamo por los derechos humanos, en particular los derechos civiles y políticos, y por el retorno de la democracia. En lugar de que sus demandas fueran escuchadas y respetadas, el pueblo de Nicaragua enfrentó desde entonces una represión sistémica».
Como señala La Prensa de Nicaragua, «han pasado cinco años desde que miles de ciudadanos nicaragüenses salieron a las calles a manifestar su legítimo reclamo por los derechos humanos, en particular los derechos civiles y políticos, y por el retorno de la democracia. En lugar de que sus demandas fueran escuchadas y respetadas, el pueblo de Nicaragua enfrentó desde entonces una represión sistémica».
Ortega respondió con violencia y se llegaron a contar más de 300 muertos ese año.