Desde octubre de 2023 hemos visto, impasibles, la devastación del pueblo palestino. De América Latina apenas han llegado declaraciones tenues; de los países cercanos, pocas censuras. Han debido pasar meses para escuchar la sensibilidad de la Federazione Italiana per l’Ebraismo Progressivo, que recordó la enseñanza del Talmud sobre la importancia de protestar ante el sufrimiento. El Shabat 54b señala:
«Quien haya podido protestar eficazmente contra la conducta pecaminosa de sus familiares y no lo haya hecho, será arrestado por los pecados de sus familiares y castigado.
Si puede protestar contra la conducta pecaminosa de los habitantes de su ciudad y no lo hace, será arrestado por los pecados de los habitantes de su ciudad.
Si puede protestar contra la conducta pecaminosa del mundo entero y no lo hace, será arrestado por los pecados del mundo entero».
Esa voz pide defender la sacralidad de toda vida inocente, independientemente de su nacionalidad o religión; explorar todas las vías posibles para el regreso de los rehenes; poner fin a la guerra en Gaza; garantizar la ayuda humanitaria; buscar la paz en Israel, Cisjordania y Gaza; exigir responsabilidades a los culpables de la violencia; y promover la coexistencia y la dignidad de cada persona.
El marco del genocidio
El conflicto en Gaza no nace solo del ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, sino que se enmarca en una estrategia sistemática: bloqueo, bombardeos intensivos y corte de suministros esenciales. Todo ello ha impulsado una hambruna y una emergencia humanitaria prolongada. El alto muro que tuve la oportunidad de ver, cerca del convento de los franciscanos quienes custodian la Natividad, era opresivo y presagiaba cuanto hoy vivimos. ¿Quién puede resistir vivir bajo un muro que excluye? El rencor se cultiva cotidianamente, por ambas partes. El odio se siente, se huele, se percibe.
La Asociación Internacional de Expertos en Genocidio (IAGS) se pronunció formalmente: las políticas israelíes en Gaza cumplen los cinco criterios legales del genocidio según la Convención de 1948.
La fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitó órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant, así como contra líderes de Hamás, por su posible responsabilidad en crímenes de guerra y exterminio. Por su parte, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) otorgó medidas provisionales en el caso presentado por Sudáfrica, sin detener las operaciones israelíes, pero reconociendo que algunos actos podrían encajar en la definición de genocidio.
De la emotividad a la ley
Las reacciones internacionales han sido varias, sobre todo emotivas. La política, en cambio, ha mantenido un silencio ensordecedor. Destaco algunas excepciones: más de 500 empleados del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU presionaron para calificar lo que ocurre en Gaza como genocidio y urgieron acción inmediata. La relatora especial Francesca Albanese, en Bogotá, pidió suspender relaciones diplomáticas y aplicar sanciones inmediatas, reconociendo el genocidio en curso.
El primer ministro español Pedro Sánchez calificó la respuesta europea como un “fracaso” y exigió sanciones, siendo de los primeros en hablar abiertamente de genocidio y en pedir la suspensión del acuerdo con Israel. Turquía acusó a Israel de genocidio y criticó la contradicción de Estados Unidos al sancionar a dignatarios palestinos.
Son hechos dictados por la emotividad, por reacciones políticas sin ir más allá. En este escenario de instituciones que se desautorizan unas a otras, la Corte Internacional de Justicia declaró ilegal la ocupación israelí y la IAGS concluyó que hay genocidio en curso.
Acciones separadas, aparentemente incongruentes, que dejaban al mundo sin autoridad clara y sin voces debidamente escuchadas.
La respuesta belga
Allí entró Bélgica. El ministro de Asuntos Exteriores, Maxime Prévot, también movido inicialmente por la emotividad, dio un paso cualitativo: anunció que el 22 de septiembre, en la sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, reconocerá al Estado de Palestina. Pero no se detuvo allí. Unió las piezas del rompecabezas y dio coherencia a lo disperso.
El canciller belga Maxime Prévot atravesó días difíciles, bajo la presión de una oposición que lo acusaba de improvisación y emotividad al anunciar su decisión de reconocer a Palestina como Estado en la proxima Asamblea de la ONU el 22 de septiembre. Pero lejos de retroceder, supo transformar ese momento de fragilidad en una acción brillante: unió las piezas de un rompecabezas de medidas dispersas: dictámenes de la Corte Internacional de Justicia, resoluciones humanitarias, sanciones parciales de otros países, y les dio un cuerpo coherente en 12 decisiones precisas.
De este modo, Maxime Prévost, elevó a Bélgica a la vanguardia europea, mostrando que un país pequeño puede liderar con coraje, coherencia y visión jurídica en medio de la indecisión comunitaria: ha revivido el derecho internacional.
Apoyándose en la opinión de la CIJ y en la solidez del derecho internacional, Bélgica sumó al reconocimiento 12 sanciones concretas contra Israel. Medidas pensadas y articuladas, que constituyen un modelo para la Unión Europea y para cualquier país que quiera pasar de la emotividad a la aplicación efectiva de la ley.
Las 12 medidas belgas
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Prioridad continua para la ayuda humanitaria
Bélgica se suma a la misión Cerulean Skies 2, que en agosto lanzó 190 toneladas de alimentos sobre Gaza desde un Airbus A400M francés. Además, asigna 12,5 millones de euros adicionales a los 7 millones ya comprometidos para asistencia humanitaria. -
Evacuaciones médicas de niños vulnerables
En coordinación con la OMS y el mecanismo de protección civil de la UE, Bélgica ha recibido y tratado pacientes en dos ocasiones, con apoyo de su equipo B-FAST. Continuará haciéndolo de manera activa. -
Sanciones contra colonos violentos y miembros de Hamás
Extremistas israelíes y miembros de Hamás serán declarados personae non gratae en Bélgica, basándose en listas elaboradas por la UE, Canadá y Reino Unido. -
Sanciones contra dos ministros israelíes
Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, figuras de la ultraderecha israelí, quedan sancionados por promover la expulsión de palestinos y el restablecimiento de colonias. ONG belgas reclaman que Netanyahu e Israel Katz también sean incluidos. -
Prohibición de exportación y tránsito de armas
Bélgica, incluida Valonia, bloquea exportaciones y tránsito de bienes militares hacia Israel, así como de bienes de doble uso con destino militar. El ministro federal de Movilidad tramita un decreto para prohibir el uso del espacio aéreo belga para transporte militar israelí. -
Prohibición de importación de productos de colonias ilegales
Cumpliendo un dictamen pendiente desde 2004 de la CIJ, Bélgica vetará la entrada de bienes provenientes de los asentamientos, extendiendo la prohibición a servicios, exportaciones e inversiones relacionadas. -
Fin de los servicios consulares para colonos belgas
Los ciudadanos belgas residentes en colonias ilegales solo tendrán acceso a asistencia de emergencia (accidentes, fallecimientos), no a servicios consulares administrativos. La oficina del Ministro de Asuntos Exteriores explica: «La situación de los asentamientos en el Territorio Palestino Ocupado es única. No se trata de un territorio donde vivieron belgas y que posteriormente fue ocupado, sino de belgas que decidieron venir y establecerse en asentamientos ilegales». -
Denegación de visados a colonos israelíes
Bélgica evaluará rechazar visados de larga duración a ciudadanos israelíes que residan en asentamientos ilegales. -
Procesos judiciales contra ciudadanos belgas
El Ministerio de Justicia podrá ordenar procesamientos contra belgas que participen en violaciones del derecho internacional humanitario en Israel o en los territorios ocupados, ya sea alistándose en el ejército israelí o en Hamás. La facultad de interdicto del Ministro también afecta a los belgas que sean culpables, en Israel o en el territorio palestino ocupado, de un delito terrorista, así como a quienes se unan a las filas de Hamás, según la oficina de la Democracia Cristiana Flamenca. -
Prohibición de sobrevuelos militares
Bélgica vetará automáticamente los vuelos militares israelíes en su espacio aéreo mientras dure la guerra. -
Reducir la dependencia militar de Israel
El ministro de Defensa deberá garantizar que las compras de equipos y contratos de mantenimiento eviten proveedores israelíes siempre que existan alternativas equivalentes, fortaleciendo la autonomía estratégica de Bélgica y la UE. -
Vigilancia contra antisemitismo y extremismo
Se reforzará la cooperación entre servicios de seguridad, Ocam y policía para prevenir tanto expresiones de antisemitismo como glorificación del terrorismo. Juristas advierten del riesgo de excesos y del necesario equilibrio con la libertad de expresión.
Un paso ejemplar
La acción belga ha roto la indecisión comunitaria europea, su fuerza y valor radica en que siendo geográficamente un país pequeño, es uno de los seis fundadores de la Unión europea, incluso, hospeda en su territorio a las instituciones europeas, ha marcando un proceder valiente, determinado. Su decisión implica además desactivar los acuerdos suscrito por los 27 de la UE con Israel.
Con estas 12 medidas, Bélgica ha hecho lo que Europa aún no logra: dar coherencia a acciones dispersas y transformarlas en un marco jurídico-político sólido. El gesto no es simbólico: puede convertirse en modelo para la Unión Europea y para todo país que aspire a defender el derecho internacional frente a la barbarie.
Bélgica ha demostrado que la política puede dejar de ser solo emoción o cálculo coyuntural para convertirse en aplicación coherente del derecho internacional.
En un continente donde las grandes potencias suelen ceder a presiones, Bélgica muestra otra vía: la del coraje cívico, la creatividad política y el respeto a la ley. Como Magritte, su genial pintor surrealista, nos enseñó a mirar la realidad con otros ojos, hoy Bélgica enseña a Europa que la coherencia también es un arte.