América Latina presenta actualmente una contradicción alarmante: mientras el desempleo regional se mantiene en niveles manejables del 5.4% en Perú y el 2.7% en México, la informalidad laboral alcanza al 47.6%. Países como Perú lideran esta informalidad con un 72%, seguido por Colombia con el 58%. El crecimiento económico modesto de Perú con un 3.2% en el 2025, no se traduce en empleos dignos, sino en precariedad masiva, donde 1 de cada 2 trabajadores carece de seguridad social o derechos básicos.
Las brechas estructurales profundizan el problema. Las mujeres enfrentan una doble carga, su participación laboral con un 52.1% es 22 puntos menor que la masculina, y ganan 20% menos por igual trabajo. En zonas rurales, la ocupación es un 7% inferior a las urbanas, y el desempleo juvenil es de 13.8% que triplica al de los adultos. Esto refleja sistemas educativos fragmentados con un 75% de jóvenes de 15 años que no comprende textos simples, limitando su inserción laboral.
El bajo crecimiento de la región que sería de 2.1% en el 2025 complica la creación de empleo formal. Según el Banco Mundial, la región genera puestos, pero 54% son ocupados por mujeres en sectores informales como comercio y servicios, con salarios 30% inferiores al promedio. Además, el «subempleo» afecta al 5% de la fuerza laboral a aquellas personas que trabajan menos horas de las necesarias para sobrevivir, especialmente en Bolivia y Paraguay.
Perú simboliza la paradoja latinoamericana. Aunque tiene el segundo mayor crecimiento del año con un 3.2% y un desempleo bajo del 5.4%, su informalidad es del 72% y es la más alta de la región. La minería y pesca impulsan el PBI, pero solo 3 de cada 10 nuevos empleos ofrecen seguridad social.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) recomienda reformas tributarias progresivas para financiar la educación técnica y la infraestructura digital, clave para formalizar 17 millones de empleos actualmente desconectados de la tecnología. Priorizar sectores como la agroindustria, turismo y energías verdes con potencial para crear 5 millones de plazas formales hacia 2030 podría romper el ciclo de pobreza, donde una cuarta parte de la población vive con menos de USD 6.85 diarios.