Cuándo Trump encontró a Putin….y los BRICS

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El encuentro de Trump y Putin en Alaska ha superado tantos oscuros vaticinios. No se conoce la agenda completa, pero es probable que uno de los temas haya sido Ucrania. No se requiere ser un sabio para darse cuenta de que la NATO no ganó y menos Ucrania: ambos se han desangrado metafóricamente y en vidas humanas.

Era el 10 de abril de 2022 cuando el primer ministro inglés, Boris Johnson, visitó al presidente ucranio Volodímir Zelenski. Rusia acababa de invadir territorio ucraniano. Johnson llegó en tren, luego de visitar a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y a Josep Borrell, alto representante de la UE para la Política Exterior. En su Twitter, Johnson escribió: “Hoy me he reunido con mi amigo el presidente Zelenski en Kiev para mostrar nuestro apoyo inquebrantable al pueblo de Ucrania”.

Se otorgó ayuda militar, préstamos y, sobre todo, se firmó el Acuerdo por 100 años para levantar a Ucrania, reconstruirla en todo sentido. Este 16 de enero de 2025, el Reino Unido y Ucrania firmaron el Acuerdo de Asociación de Cien Años. El acuerdo busca fortalecer los lazos de defensa, económicos y culturales entre ambas naciones, formalizando su relación a largo plazo. Incluye disposiciones para la colaboración militar, en particular en seguridad marítima y la disuasión de la agresión rusa, así como cooperación en comercio, inversión y energía. En aquél entonces, Johnson declaró sobre Zelenski: “Su resuelto liderazgo, su invencible heroísmo y la valentía del pueblo ucranio han logrado frustrar los monstruosos objetivos de Putin”.

Han pasado un poco más de tres años y el diálogo de la UE con Putin no existe. Existen decenas de sanciones contra su economía y sanciones dirigidas a personajes de su gobierno; la Corte Internacional ha dictado orden de captura contra Putin. Trump, con estilo “Goldfinger”, como es más entendido en Latinoamérica, sí puede dialogar: les une una vieja amistad. Este lunes 18, Trump recibirá a Zelenski y a los europeos que lleguen al Salón Ovalado.

El análisis del profesor Alessandro Orsina cada día se materializa: una situación de desmembración del territorio de Ucrania se está por verificar. ¿Cómo evitar nuevas incursiones rusas en Ucrania? Ya se debe pensar en el futuro y tener seguridades para impedir otra invasión. Giorgia Meloni, anticipando la negativa rusa de permitir que Ucrania haga parte de la NATO y seguramente tampoco de la UE, propuso hace unos meses que el artículo 5 del Tratado pueda convertirse en un Acuerdo de los 27 + Reino Unido con Ucrania. Este lunes se sabrá algo más.

Lo que debe preocupar en Latinoamérica es la carrera armamentista que la UE ha propuesto, incluso con financiamiento. Sorprende que, después de dos guerras mundiales, de haber quedado destruidos y tras lo sucedido en Ucrania, Reino Unido y Alemania sean los más interesados en producir armamentos: una industria que requiere guerras, porque sino nadie compraría armas letales. Ya se cuestionó que Suecia esté circulando por Latinoamérica ofreciendo material de defensa, precisamente a Colombia y Perú. En un periodo donde de lo dicho a los hechos hay una gran brecha, hay que estar en guardia; me refiero a la ciudadanía que se debe anticipar a cualquier intromisión extranjera.

Si bien Trump ha copado el tema internacional norteamericano, Marco Rubio sigue su objetivo de eliminar el comunismo de América Latina; es lo suyo, nadie se lo puede quitar. Esto, además, favorecería a Trump, quien ganó la presidencia por el masivo voto latinoamericano. Hoy, con gran desilusión, esa comunidad se ve profundamente afectada por las deportaciones y el trato rígido hacia los latinoamericanos, quienes se sienten casi perseguidos. ¿Cómo levantar puntos antes de junio de 2026 cuando corres el grave riesgo de perder la mayoría que ahora gozas en el Congreso? Un buen resultado, una buena noticia que levante la esperanza de los latinoamericanos que migraron a Estados Unidos en busca de libertad y oportunidades para realizar el “sueño americano”, diluiría en parte la desilusión.

Hace unos días, en aguas internacionales, fueron interceptadas naves con cargamento de cocaína, una aparatosa intervención que sabemos no cambiará el problema del régimen de Venezuela ni del “Cartel de los Soles”, dirigido por Diosdado Cabello, quien no va a renunciar a su poderío económico.

Venezuela, como México, comercia cocaína. Colombia, Perú y Bolivia producen la hoja de coca. Estos dos últimos –Perú y Bolivia- tienen el atenuante de que forma parte de su cultura ancestral “masticar o chacchar la hoja de coca”. En cambio, para Colombia es un “negocio pleno”, creado en sus fértiles tierras, donde cada año aumentan entre 10% y 20% las áreas cultivadas, y la cocaína ha incrementado su producción más del 50%. El apetito del consumidor europeo y norteamericano es voraz. El presidente Petro ni intentó cumplir su oferta de campaña; se sabe que los exterroristas siguen obteniendo ganancias y se ocupan de todo lo necesario para exportar a los países consumidores.

Maduro, al igual que Putin, tiene 25 años de gobierno. Putin, Xi Jinping y Alí Jamenei están presentes en Venezuela. Ha establecido relaciones sólidas en más de dos décadas, sabe de la carencia de recursos naturales de muchos países y de la falta de dinero efectivo en las políticas internacionales. Aún se recuerda la llegada del avión venezolano a Madrid y el recibimiento de la ministra de Relaciones Exteriores Delcy Rodríguez, cuando tenía orden de detención en territorio de la UE; ingresaron sendas maletas a España. Algo similar se habló del M5*, solo que la delegación llegó a Venezuela.

La llegada de Delcy a Barajas con 40 maletas coincide con la mediación de Aldama para que Venezuela pagase a Air Europa una deuda de 176 millones. Fuente: Alejandro Entrambasaguas de El Debate,

Cuando Trump encontró a Putin, en realidad se encontró con los BRICS, aquellos a quienes ha puesto un arancel del 50%. Brasil decidió buscar otros mercados y la misma decisión la ha tomado India. Por otro lado, Putin, en la Cumbre BRICS en Rusia, invitó a Maduro y se anticipaba que haría parte oficialmente de los BRICS. Fue Lula da Silva, de Brasil, quien se opuso a que Maduro ingresase a la reunión de los miembros BRICS.

Tanto Putin como Maduro saben cómo funciona el alma humana ante el poder y el dinero. Tienen relaciones consolidadas en el tiempo y en todo el mundo. Y si muchos daban por muerto, enfermo o agónico a Putin, hoy vemos una Rusia que está creciendo, que no está sola, sino que mantiene una relación a prueba de tentaciones con China. No queda más remedio que la próxima reunión será en Rusia, con el emperador oriental Xi Jinping.

La partida de Maduro puede ser significativa para la política norteamericana, en especial para Trump y para el futuro de Marco Rubio. Mucho más difícil que Ucrania.