La apertura del Puerto de Chancay marca un punto de inflexión para la logística transpacífica y el comercio en América Latina. Para Europa, representa un nuevo hub que reconfigura rutas y cadenas de suministro, y que obliga a repensar su presencia estratégica en la región. Para el empresariado peruano, es una oportunidad histórica para posicionar al país como puerta de entrada sudamericana al comercio con Asia. Y para los competidores regionales, es un reto que exige modernizar puertos y procesos si no quieren perder participación en rutas clave.
Nunca Europa —ni siquiera en sus mejores momentos— logró pasar de la ideación a la práctica en obras de gran espesor en América Latina. Recuerdo el interés manifestado en el proyecto IIRSA, con rutas que implicaban un potencial desarrollo, pero casi siempre la visión europea se frenaba al no obtener respuestas inmediatas a sus intereses. Quizá la diferencia radique en que la visión imperial china proyecta con mayor distancia y paciencia estratégica. En cualquier caso, Chancay no es solo una oportunidad para Perú: es una oportunidad para todos los que sepan integrarse a esta nueva ruta comercial.
Su impacto no dependerá solo de la obra física. La participación activa de empresas y actores europeos y peruanos será clave para que este nodo logístico se convierta en un motor de desarrollo y no en un recurso limitado a intereses externos. Chancay es, ante todo, una invitación a conocer, explorar y proyectar alianzas que aseguren que los beneficios de esta nueva puerta al Pacífico se distribuyan ampliamente y fortalezcan la posición del Perú en el mapa económico mundial.
El siguiente artículo titulado «El puerto de Chancay abre el Camino Inca de una Nueva Era hacia la prosperidad compartida entre China y Latinoamérica» acaba de ser publicado en el Diario China Daily, por su importancia lo proponemos traducido en lengua castellana.
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Hace más de 500 años, el legendario Camino Inca se extendía desde Cusco a través de los Andes, conectando territorios remotos y fomentando la integración política, económica y cultural a lo largo del vasto Imperio Inca. Hoy, en la costa peruana del Pacífico, el Puerto de Chancay se está convirtiendo en el punto de partida de un Camino Inca de la Nueva Era: una puerta marítima que conecta Latinoamérica con Asia.
Solo en los primeros cinco meses de 2025, el comercio a través de la Terminal Portuaria Multipropósito de Chancay superó los 777 millones de dólares. La presidenta de Perú, Dina Boluarte, declaró en junio que se espera que el proyecto incremente el PIB en 1,8 puntos porcentuales (aproximadamente 4.500 millones de dólares) y genere unos 7.000 empleos.
Como puerto inteligente del siglo XXI, el Puerto de Chancay está profundizando la cooperación entre China y Latinoamérica, impulsando la conectividad y la prosperidad compartida entre continentes.

DE CAMINO SAGRADO A PUERTO INTELIGENTE
En el siglo XV, el Imperio Inca se extendía por gran parte de Sudamérica, abarcando territorios que hoy conforman Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina. En el corazón de este vasto imperio se encontraba el Qhapaq Ñan, o «camino sagrado», una extensa red de caminos de piedra que unía las cuatro regiones del imperio y conectaba su capital, Cusco, con fronteras lejanas.
«Estas rutas ya existían antes de la expansión inca», afirmó Rafael Varón Gabai, director del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. «Pero se integraron y perfeccionaron con puentes e infraestructura que facilitaron el comercio, la comunicación y el intercambio cultural». En 2014, el Qhapaq Ñan fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, testimonio de su perdurable legado. Al norte de Lima, la ciudad de Chancay evoca la rica historia del Perú. Entre 1100 y 1400 d. C., la civilización Chancay prosperó a lo largo de este tramo de costa, desarrollando sofisticados sistemas agrícolas y asentamientos urbanos en los valles de Chancay y Chillón.
Hoy en día, el antiguo paisaje está experimentando una nueva transformación. La construcción del Puerto de Chancay, iniciada en 2021, está creando una puerta de entrada marítima a Asia y más allá, revitalizando la economía y la importancia estratégica de la ciudad.
«Hasta hace poco, la actividad industrial o comercial a gran escala era prácticamente inexistente», afirmó Nilo Miranda, presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Turismo de Chancay.
Miranda espera que la ciudad de Chancay aproveche esta oportunidad histórica para convertirse en la «perla andina» de la nueva era, tal como la Torre de la Perla Oriental llegó a simbolizar el auge de Shanghái.Este puerto con vistas al Pacífico es más que un proyecto de infraestructura: se erige como un eco moderno de los antiguos caminos sagrados. Extendiendo el antiguo espíritu inca de conexión al siglo XXI, Chancay está forjando un nuevo corredor terrestre-marítimo a través del Pacífico, conectando Latinoamérica con Asia y anunciando un nuevo capítulo de prosperidad compartida.

UN NUEVO CORREDOR A TRAVÉS DEL PACÍFICO
La nueva ruta marítima ha acortado los tiempos de envío con destino a Asia de 33 días a tan solo 23. «Desde la inauguración del Puerto de Chancay, hemos recibido un promedio de 400 contenedores al mes desde China», afirmó Mayra Huillca, coordinadora del departamento de comercio exterior de Indurama, empresa importadora de electrodomésticos de fabricación china para el mercado latinoamericano. «Actualmente, vendemos un 50 % más que antes».
Los países vecinos también se están beneficiando. Las exportaciones de banano de Ecuador a China aumentaron un 45,56 % en los primeros cinco meses de 2025, según la Asociación Ecuatoriana de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec).
«El aspecto logístico beneficia enormemente a las exportaciones de banano ecuatorianas», afirmó Richard Salazar, director ejecutivo de Acorbanec. «La presencia de COSCO Shipping Lines también ha hecho que la ruta sea más rápida y directa».
Donde el antiguo Camino Inca conectaba gran parte de Sudamérica por tierra, el Puerto de Chancay está forjando un corredor terrestre-marítimo más amplio y moderno entre Asia y Latinoamérica.
A diferencia de los antiguos caminos imperiales, que servían principalmente a la élite, el Puerto de Chancay está diseñado para beneficiar a una mayor población, creando empleos, agilizando el comercio y posicionando al Perú como un centro logístico regional.
«Este puerto, en mi opinión, representa la renovación del Camino Inca», afirmó Luis Vásquez, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Cultura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima.

PATRIMONIO VIVO
Anteriormente un sitio clave en el Imperio Inca, el legado de Chancay ahora converge con la innovación del siglo XXI.
Desde su inauguración en 2021, el Puerto de Chancay se ha convertido en el primer puerto verde e inteligente de Latinoamérica, operando 24/7 con grúas pórtico automatizadas, vehículos bajos en carbono y logística impulsada por IA en tiempo real. Alimentado íntegramente con energía limpia, garantiza operaciones sostenibles y libres de carbono.
«Estamos mejorando la eficiencia, la seguridad y la respuesta a emergencias a medida que evolucionamos hacia un modelo moderno y sostenible», afirmó He Bo, subgerente general ejecutivo de COSCO Shipping Ports Chancay Perú.
Pero el impacto del puerto va más allá de la tecnología de vanguardia y se convierte en un poderoso motor de crecimiento económico. Durante una visita reciente al lugar, periodistas de Xinhua observaron a jóvenes trabajadores cualificados operando brazos robóticos y gestionando sistemas automatizados, una clara señal del creciente papel del país en la logística de alta tecnología. Chancay ha pasado de ser un sitio histórico a un símbolo emergente del desarrollo moderno. «Las líneas navieras, la visión comercial y la conectividad abren un enorme abanico de posibilidades para el comercio y el desarrollo», afirmó Gonzalo Ríos Polastri, subgerente general de COSCO Shipping Ports Chancay Perú.

LAZOS MÁS FUERTES ENTRE CULTURAS
Más allá del comercio, el Puerto de Chancay también es un puente de intercambio cultural.
«En Perú, a los chinos se les suele llamar cariñosamente paisanos», afirmó Varón. El Congreso peruano incluso declaró el 1 de febrero como el Día de la Fraternidad Perú-China.
Los restaurantes de fusión chino-peruana, conocidos como «chifas», son un sello distintivo del paisaje urbano peruano. «La mitad de los trabajadores portuarios provienen de la zona de Chancay», afirmó Ríos. «Muchos jóvenes locales, tras su capacitación, se han convertido en hábiles operadores de equipos inteligentes». Los empleados peruanos y chinos trabajan codo con codo, forjando relaciones fuera del ámbito laboral. «Muchos empleados chinos ya consideran a Perú su segundo hogar», añadió Ríos.
En 2024, el Museo Inca de Cusco albergó la exposición «Luz del Sol: Intercambio Cultural entre las antiguas civilizaciones Shu e Inca«, que recibió a casi 8.000 visitantes.
«Por primera vez, llegaron artefactos chinos a Cusco y se exhibieron junto a reliquias incas», declaró Julinho Zapata, director del museo. «Los artefactos se comunicaron entre sí».
«Fue realmente trascendental», añadió Eleazar Crucinta, rector de la Universidad Nacional de San Antonio Abad en Cusco. «La gente finalmente pudo ver la cultura china no en libros ni imágenes, sino en persona».