Ilaria Salis: La Rebelde con Fortuna en Bruselas

0
2559

El Forum de Cernobbio en su quincuagésimo aniversario no solo puso en debate las tensiones políticas europeas, sino que también sacó a la luz la controversia sobre figuras como Ilaria Salis, cuyo ascenso al Parlamento Europeo ha generado más preguntas que respuestas. Entre los invitados, Viktor Orbán, Primer Ministro de Hungría, dejó en claro su desacuerdo sobre su elección que capturó los titulares: «Es una cuestión italiana, si te gusta delegar a este tipo de personas, es asunto tuyo. Desde el punto de vista de Hungría, es más que sorprendente: venir a Hungría, o a cualquier otro país, de manera organizada y cometer actos de violencia contra los ciudadanos que caminan por la calle y luego ser elegido para el Parlamento Europeo es el estilo italiano, no el húngaro», prosiguió, «Es un crimen cometido por Salis, aunque no podamos procesarla ahora porque el Parlamento probablemente le concederá inmunidad».

La crítica de Orbán refleja un sentir más amplio: cómo una activista antifascista acusada de violencia puede convertirse en europarlamentaria en pleno siglo XXI. No podemos dejar de considerar su intencionalidad de tomar un avión hasta Hungría, participar en los festejos húngaros siendo ella una antifascista. Denota, cuanto menos, perplejidad en una sociedad, la europea, regida por normas.

László Dudog, músico húngaro, tras ser brutalmente atacado en Budapest. Este ataque, perpetrado por extremistas de izquierda, deja al descubierto la desconcertante capacidad de violencia de personas que, a simple vista, no parecen ser capaces de tales actos.

El caso de Ilaria Salis (39), profesora de primaria y activista, estalló en febrero de 2023, cuando ella junto a otros miembros del grupo antifascista ‘Hammerbande’, cuyo objetivo es «golpear con martillo” , fue acusada de atacar a un hombre y a un músico de extrema derecha en el marco de la conmemoración del ‘Día del Honor’, aniversario de cuando un batallón nazi intentó impedir el asedio de Budapest por parte del Ejército Rojo en 1945. Las autoridades húngaras no dudaron en calificar las acciones como “violencia organizada”. A Salis le ofrecieron un acuerdo de culpabilidad de 11 años de prisión. Ella lo rechazó. Mientras, su compañero antifascista Tobias Edelhoff se declaró culpable y obtuvo una pena de prisión de 3 años.

 

El 29 de enero ’23 inició el proceso y también inició a cambiar la suerte de Salis.

Las imágenes de Salis encadenada recorrieron los medios italianos, generando indignación, transformando rápidamente la narrativa: de acusada por violencia a símbolo de la lucha por los derechos humanos, un cambio que impactó profundamente en la percepción pública. No obstante, sea el tratamiento acostumbrado en Hungría para todos los procesados en cárcel, en Italia causó un impacto mediático, todos los noticiarios la presentaron como «la víctima Salis», no se daba resalto a la acusación, sino, la atención estaba dirigida a las esposas y a los grilletes, mientras su padre pedía ayuda a las instituciones italianas para conseguir la detención domiciliaria. Se agrega Amnesty International, haciendo conocer las degradantes condiciones de su detención, la falta de traducción de las actas procesales, la inaccesibilidad a los videos-prueba.

Se acercan las elecciones europeas, ya sucedió en años pasados cuando pequeños partidos como los Radicales y algunos creados para la ocasión, como estrategia, candidatean a personajes extremos, la primera fue precisamente la húngara, Ilona Staller, conocida como “Cicciolina una artista porno quien entra como Diputada en el Parlamento italiano. Luego candidatearon a Toni Negri, condenado por haber participado en dos atentados mortales de las Brigadas Rojas. En este 2024, el partido político Alleanza Verdi Sinistra propuso a Ilaria Salis para las elecciones europeas. Aquí la propaganda mediática estaba hecha. Una gran publicidad para este pequeño partido que creció notablemente recibiendo el 6,7% de votos, el “efecto Salis”, resultó, ella recibió más de 176 mil votos, 150 mil sólo en la circunscripción norte.

Mientras tanto, Salis se instala en Bruselas como europarlamentaria, beneficiando de la inmunidad que le concede su nuevo cargo. Pero, los cargos por agresión y pertenencia a una organización violenta siguen pendientes, y su caso podría abrir una disputa entre Hungría y las instituciones europeas. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta qué punto figuras como Salis representan el sentir de una Europa en tensión con sus propios valores?

Es aquí donde surge una pregunta inevitable: ¿por qué votaron los italianos a Salis? En un contexto de descontento generalizado con las instituciones, el voto a Salis representa una mezcla de protesta, sentimentalismo y rechazo a las “cadenas”, tanto físicas como simbólicas. El voto a Salis ha sido un voto joven, así como el voto a Orban, quien se encuentra en el poder por voluntad popular desde el 2010, mejorando la economía, la internacionalización, a su vez restringe algunas libertades, el voto es sobre todo de las personas adultas y ancianas.

Encontramos a Ilaria Salis, quien tiene una apariencia distraída, nos explica que gracias a su experiencia penitenciaria ha decidido concentrar su trabajo parlamentario en los temas relativos a los derechos humanos y derechos de las personas. Ha visitado algunas cárceles italianas para verificar las condiciones existentes”. Está intencionada en trabajar en el tema migratorio en sintonía con la Comisión LIBE y DROIT del Parlamento europeo, además porque “la migración es uno de los ámbitos en los que la discriminación se manifiesta de forma más flagrante y feroz” agregando que, en el plano de la justicia social, “me gustaría abordar también la cuestión de la vivienda, por tanto, del derecho a vivir”.  En este último aspecto, Salis, tiene antecedentes, ha escrito en su Instagram, “confieso, he sido militante del movimiento inmobiliario que a lo largo de los años he luchado por la cuestión del derecho a vivir, en Milán y en toda Italia”, la policía la encontró en el 2008, tenía 24 años, viviendo en una casa desocupada del propietario Aler – Azienda Lombarda Edilizia Residenziale Milano le pide 90 mil euros, ella pide pruebas. Es irónico que una persona que ha cuestionado repetidamente el respeto a la propiedad privada y a las normas de convivencia civil, ahora, forme parte de una de las instituciones más representativas de Europa, encargada precisamente de legislar sobre estos principios.

El secretario general de la izquierda italiana, Nicola Frattoiani, conectado vía internet explica las razones por las cuales le propuso la candidatura a las europeas “su caso representa la Europa que no queremos, estar recluido por más de un año en espera del juicio, sin pruebas. Por ello decidimos actuar y ese acto concreto permitió a Ilaria salir de la cárcel y también confirmar: “no hay espacio en Europa para regímenes que administran la justicia como quieren””.  

Mientras Salis nos refiere que luego que su candidatura fue presentada, el Juez, “decidió enviarme bajo arresto domiciliario a Hungría, lo cual fue un primer paso hacia la liberación porque me habían negado el arresto domiciliario poco antes” así ella constató “que este camino elegido era el camino correcto. Y luego realmente no esperaba un resultado electoral tan excelente. Y luego, después de las elecciones, se aplicó la inmunidad. Y digamos que finalmente pude regresar a Italia”. Considera que “la solidaridad puede hacer algunas cosas realmente concretas”, espera lo mismo para su amiga antifascista “Maia, que está en prisión en Hungría”.

Cuando le pregunté qué la motivó a viajar a Hungría, Salis no dudó en defender su postura antifascista, subrayando que el antifascismo es una lucha que no reconoce fronteras. Su convicción es clara: ‘El antifascismo es transnacional, y luchar contra el soberanismo es fundamental para frenar el avance del neofascismo’. Sus palabras, cargadas de una agresividad política, dejan una sensación de desconcierto, al ver cómo alguien que predica la lucha por la justicia parece tan ajena a las normas básicas del respeto y la convivencia: “Yo soy antifascista, por eso estoy intencionada en apoyar al antifascismo y a los antifascistas en Italia y también en el extranjero. El antifascismo es también un movimiento que necesariamente debe ser transnacional. No puede detenerse en las fronteras de un Estado. Porque si empieza a atacar por un lado es más fácil que se propague este germen del soberanismo que es el neofascismo. Así que, en cualquier caso, quiero apoyar la causa antifascista y también lo veo como un fórnix ético para todo el trabajo y, también para el debate sobre los derechos humanos, en el sentido de que antifascismo significa también luchar contra toda forma de discriminación, que es muy actual, significa estar en contra de la guerra, es decir, buscar la paz, significa ser antifascistas, significa también comprometerse a nivel social con la justicia social, es decir, intentar mejorar las condiciones materiales de vida de la población. Entonces soy, en definitiva, una antifascista Y lo seguiré siendo.”

Salis hace un uso selectivo de los derechos humanos, envolviendo sus acciones cuestionables bajo esta bandera, incluso cuando sus métodos contradicen las normas sociales e individuales. Este enfoque genera un debate sobre si el concepto de justicia social, tal como ella lo interpreta, justifica las transgresiones legales.

Italia ha convertido a una procesada en parlamentaria europea, otorgándole una plataforma para continuar su lucha. Ahora, la verdadera cuestión es si su radicalismo logrará proponer soluciones reales para los problemas de Europa, o si Bruselas se convertirá en el escenario de su activismo, sin cambios concretos. ¿Será Salis una reformista o simplemente una figura de protesta?

Foto de Portada: Entre la serenidad y la violencia: Ilaria Salis, Viktor Orbán, y la confrontación en el corazón de Europa. ¿Cómo una joven con apariencia pacífica puede participar en actos de violencia extrema?