El uso y abuso que hace AMLO de la diplomacia y la Convención de Viena

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Los peruanos podemos comprender el sentimiento colectivo de los ecuatorianos cuando en masa presionaron en la puerta de la Embajada de México para apoyar la captura, en la sede de la Embajada de México en Quito, Ecuador, de Jorge Glas. Los peruanos tuvimos un sentimiento de traición e impotencia hacia México cuando la Embajada de México en Lima, Perú, estuvo a punto de darle asilo político al expresidente Castillo, quien tanto daño y atraso ha causado al Perú, al final le dio asilo a su esposa, procesada y con cargos penales importantes, también a sus hijos. Un país, México, que se inmiscuye en temas de orden jurídico-penales de otro país. Es más, el asilo se está cumpliendo en la Ciudad de México donde, ahora, reside la señora Castillo e hijos. Si esto no es intromisión. Gran responsabilidad tiene la Cancillería peruana al haber concedido el salvoconducto a los Castillo, caso que Ecuador no concedió y de ahí se desborda esta situación, pero que permite generar un sentimiento de unidad en un país, sentimiento de unidad y respeto a la ley que nunca se debe romper.

¿Qué uso hace Lopez Obrador de la diplomacia? 

La usa en favor de la ideología de intereses poco claros que está inundando Latinoamérica en el caos. La Convención de Viena establece, en su artículo 22 «Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión».

Jorge Glas, ingeniero electrónico vicepresidente de Correa, fue procesado y sentenciado en un caso de sobornos con la Empresa brasileña Odebrecht, empresa que acompañaba a  Lula da Silva en sus giras latinoamericanas. Glas fue sentenciado en el 2017, se encontraba en libertad condicional desde 2022. A raíz de otro proceso, fue acusado y tenía orden de captura por desviar recursos destinados a la reconstrucción, luego de un terremoto, de la provincia de Manabí. México desde diciembre 2023 tenía en su Embajada a Jorge David Glas Espinel en calidad de refugiado, que no es asilado.

La intención de AMLO era llevárselo a México como a los Castillo, así Ecuador puntualizó que no concedería el salvoconducto para que saliera de Ecuador. El 1 de marzo, Ecuador solicitó a México autorización para capturar a Glas en su territorio, a lo cual México se negó.

El viernes 5 de abril, el gobierno de México otorgó el asilo político a Jorge Glas Espinel, luego de que se dictara una orden de detención en su contra por corrupción. La Secretaría de Relaciones Exteriores argumentó que tras realizar un “análisis exhaustivo” de la solicitud del político ecuatoriano y de la información recibida, el gobierno mexicano decidió otorgarle el asilo político.

Con su probada superabundancia de declaraciones AMLO explicó brevemente la situación de Ecuador: “Hubo elecciones en Ecuador; iba la candidata de las fuerzas progresistas como 10 puntos arriba. Entonces, un candidato que habla mal de la candidata que va arriba, es asesinado y la candidata que iba arriba se cae y el candidato que iba en segundo sube”, 

La candidata progresista era Luisa González, (mano larga de Correa)  del partido Revolución Ciudadana del expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017), sobre la misma agregó: “Queda después de este asesinato como sospechosa, sigue haciendo campaña en circunstancias, considero, muy difíciles”.

Estas declaraciones dieron lugar a que la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld comunicara a la embajadora mexicana Raquel Serur Smeke que tenía 72 horas para abandonar el país y argumentó que los dichos del mandatario mexicano “ofenden al Estado ecuatoriano, a los ecuatorianos”.

La hija del difunto candidato presidencia Fernando Villavicencio declaró:

Los eventos inician a desbordarse, así lo comunica AMLO «entraron por la fuerza a nuestra embajada y se llevaron detenido al exvicepresidente de ese país quien se encontraba refugiado y tramitando asilo por la persecución y el acoso que enfrenta». 

Glas fue detenido y conducido al Centro de Privación de Libertad (CPL) Guayas n.° 3 o cárcel La Roca, en Guayaquil, una prisión de máxima seguridad donde se encuentran delincuentes involucrados en los casos de delincuencia organizada que se presume hagan parte de redes que beneficiaban a narcotraficantes.

La Secretaria de Relaciones Exteriores de México, comunicó que «El grupo de 18 personas viajarán el domingo 7 de abril en un vuelo comercial de Ecuador a Ciudad de México. Una gran cantidad de países amigos y aliados con la Embajada en Ecuador ofrecieron su apoyo para velar por la integridad de las personas mexicanas, por lo que les acompañarán en el recorrido hasta el aeropuerto en la ciudad de Quito. La Embajada de México en ese país permanecerá cerrada indefinidamente, así como los servicios consulares. La comunidad mexicana y empresarial que radica en Ecuador -más de 1,600 personas- podrá recibir asistencia a través del #SIRME, al igual que de las embajadas mexicanas en Chile, Colombia y Perú.»

México además, ha anunciado que acudirá a la Corte Internacional de Justicia, que puede declarar una condena formal y a la obligación de compensar los daños causados.

Lo que debe generar esta desagradable situación, unida a la situación ocurrida en Perú, es un consenso internacional sobre el uso y abuso de las sedes diplomática para burlar las disposiciones judiciales en un momento de inundación de corrupción y delitos conexos. Una situación como la propiciada por México nunca habría sido un supuesto en la redacción de la Convención de Viena.