En el Perú se vive la más desacertada gestión presidencial que recuerde la historia, un presidente que no quiere irse, ni la vergüenza lo anima a dejar un cargo que no logra desempeñar. Las instituciones se encuentran entre involucradas e implicadas directa o indirectamente, no hay gestión presidencial. El guía tuvo que renunciar, me refiero al abogado Torres, pero acaba de ser nombrado jefe de los Asesores de la Presidencia de ministros por la joven Betsy Chávez. Son pocas las mujeres que integran este gobierno, a pesar que nos acercamos al centenar de cambio de ministros, muy pocas han sido mujeres, todas las nombradas han sido dóciles, hacen lo posible por demostrar fidelidad y mantenerse en el cargo el mayor tiempo posible.
El sábado 3 de diciembre, el centro de Lima estaba lleno de policías, no se podía atravesar la plaza de Armas, las calles aledañas al Congreso estaban barricadas, corrían voces de cierre del Congreso. El enésimo ministro de defensa había renunciado, ¿por defender la democracia?…. ¡a saber!
No se debe creer esa hipótesis, para una estructura con un guía como Torres, con un director de escenarios como Landa, con a la cabeza un hombrecito con pasado de sindicalista que vive de la cizaña, que se victimiza, que cuenta que lo discriminan por ser rural, que divide a la población con sus historias, no va a romper el encanto de dejar de presentarse como una víctima, es mejor reflejar el maltrato de parte de todos los peruanos hacía él como desheredado, discriminado por orígenes, orígenes de todos y todas las peruanas. ¿Por qué se cree tan especial en un país de dingas y mandingas? Todos tenemos de dinga y de mandinga, ¡a mucho honor! No se gane la conmiseración tan fácil, no sorprenda. Cerrar el Congreso significa romper la magia de víctima ante sus amigos latinoamericanos implicados en turbios negocios, significa despertar a la OEA que vinieron corriendo en su ayuda previamente «sensibilizados» por el director de escenarios quienes mencionaron en su informe preliminar lo racistas que somos los peruanos y ni una palabra sobre la Acusación constitucional, cada día más fundamentada, de la Fiscal de Nacional, Patricia Benavides.
Él, Castillo, es tema del Poder judicial, de la Fiscalía de la Nación, de la Contraloría, de las instituciones previstas para el control penal y del Congreso para el control político. La ciudadanía debe exigir a las instituciones que cumplan su trabajo, él, Castillo, ya pasó con su familia estrecha y ampliada, a la historia como lo peor que nos pudo pasar y nos hace recordar qué, como ciudadanos, nosotros no cumplimos con nuestro país.
La ciudadanía debe unirse, pero no en contra, sino a favor de hacer grande el Perú, debemos exigir y pretender mejorar las condiciones de vida de la gente de todo el Perú, debemos pedir igualdad de educación en todos los rincones del país, que las empresas multinacionales como REPSOL limpien el mar que nos ha contaminado, que no haya tala de bosques, que no haya minería ilegal, construir un objetivo País, muchos objetivos País.
Sin dejar de presionar a las instituciones para que cumplan el objetivo para el cual han sido creadas debemos unirnos en objetivos, en pensamientos mayores.
Mañana, Castillo irá al Congreso con una escolta de ministritos para que lo ayuden a defenderse, o tal vez no irá, ¿será vacado? Reúne los requisitos, debe ser el Congreso que debe cumplir con la ciudadanía.
¿Se anticiparán las elecciones generales? Lo esperamos, sepan que lo esperamos.
Lo que debe ser claro es que si no anhelamos grandes objetivos, nuestro país nunca será grande y nos quedaremos en «talla Castillo», no es digno de este país esa talla, para este país, Perú, que nos brinda tantas bellezas y abundancia en productos, se lo debemos.
Demos la talla peruan@s, demos la talla del Perú.