La incertidumbre económica mundial, originada por la pandemia del coronavirus, ha estado afectando los mercados financieros fuertemente durante los últimos dos años. Al igual que los mercados de valores, el tipo de cambio es un indicador sensible a los acontecimientos locales e internacionales, el cual se ha incrementado de forma heterogénea en los países de Latinoamérica.
Durante el 2021, la evolución del tipo de cambio en Latinoamérica fue ascendente, pero en un ritmo desigual. México con 3.10%, Brasil con 7.26% y Perú con 10.12% han sido los países que presentaron una depreciación moderada de sus monedas locales, mientras que Colombia con 19.06%, Chile con 19.92% y Argentina con 22.12% son los países en América Latina que han presentado una mayor cotización del tipo de cambio.
Los principales factores que han impulsado la volatilidad cambiaria en Latinoamérica son las nuevas variantes de la Covid-19, la incertidumbre de la actividad económica local e internacional, las elecciones presidenciales, en algunos países y las nuevas políticas económicas de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED).
Esta situación cambiaria tiene consecuencias negativas en las economías de todo el mundo, principalmente en las economías emergentes. Esto se debe a que las canastas de alimentos tienden a ser compuestas por productos que se importan; por lo cual, mientras más se incrementa el tipo de cambio, también aumentan los precios locales de los productos alimenticios.
Para el año 2022, se espera que el tipo de cambio disminuya, esencialmente, a causa de la alta cotización de los minerales. En el caso de los minerales, los principales países productores de materia prima de la región recibirán importantes cantidades de dólares debido a la mayor demanda de la manufactura china.