La informalidad se ha convertido en un problema trascendente en los países en vías de desarrollo, que generalmente es originada por la alta carga impositiva, así como por el engorroso proceso burocrático para convertirse en formal y por la percepción de que el dinero que se entrega bajo la modalidad de impuestos, no es utilizado de manera eficiente y correcta por el Estado.
Los altos niveles de informalidad generan consecuencias, tanto para el Estado como para las personas (jurídicas o naturales). Las personas y empresas que no se han formalizado, no reciben la protección jurídica que brinda el Estado. Las empresas informales son menos competitivas cuando son comparadas con una empresa formal, ya que es muy frecuente que contraten trabajadores informales que suelen ser menos productivos y también se reduce la recaudación del Estado. Así mismo, las empresas informales no tienen la posibilidad de obtener recursos financieros, pues no son sujetos de crédito en el sistema financiero y merman su potencial de crecimiento al sólo poder acceder a los recursos procedentes de los aportes de los propietarios.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el Perú ha tenido una disminución de la informalidad en el periodo de 2007 a 2017 de 80% a 72,10%, pero desde julio 2018 la informalidad ha crecido 0,90 puntos porcentuales hasta un 73%. La tendencia de este crecimiento de la informalidad es compartida por el aumento en la costa en 5,50%, la sierra en 3,75% y la selva en 5,80%. Además, el sector donde más creció la informalidad fue el de construcción con 7,50%, seguido del de servicios con 7%.
En 2017, según un estudio realizado por la Universidad del Rosario de Bogotá en Colombia, el 65% de trabajadores era del sector informal, en otras palabras, de los 22 millones de trabajadores colombianos, sólo 7,8 millones formaban parte del sistema de seguridad social. Para el segundo trimestre móvil de abril a junio 2018, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) indica que la informalidad llegaba a 62,80%, y que estaba compuesta en su mayoría por trabajadores por cuenta propia o independiente, que representaban el 61,10%. La DANE también indicó que los sectores de comercio, hoteles y restaurantes concentran la mayor cantidad de trabajo informal.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Chile indicó en la edición Nro. 3 del boletín de informalidad laboral publicado en agosto 2018, que en el trimestre móvil de abril a junio 2018, la tasa de ocupación informal fue de 28,70%, 1,30 puntos porcentuales por debajo de la registrada en el trimestre móvil de octubre a diciembre 2017. De la misma manera, se mostró una brecha de 2,50% entre las mujeres y los hombres de 30,20% y 27,70% respectivamente, siendo las mujeres las que laboran mayormente en el sector informal. A nivel de sectores, los 3 que presentaron un mayor nivel de empleo informal son: los hogares como empleadores con 51,60%, otras actividades de servicios con 50,00% y agricultura y pesca con 46,40%.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, reveló en los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para el segundo trimestre 2018 (abril a junio) que la informalidad fue de 56,60%, equivalente a 30,5 millones de personas, cifra mayor en 3,30 puntos porcentuales al mismo trimestre del año anterior (abril a junio 2017) que alcanzó una informalidad de 53,30%.