El Consejo ha acordado elaborar un marco para una respuesta diplomática conjunta de la UE a las actividades informáticas malintencionadas: el conjunto de instrumentos de ciberdiplomacia.
La UE reconoce que el ciberespacio ofrece oportunidades considerables, pero también le plantea desafíos en constante evolución para su acción exterior. Le preocupan la capacidad y la disposición crecientes de agentes estatales y no estatales para perseguir sus objetivos mediante actividades informáticas malintencionadas. Tales actividades, susceptibles de ser consideradas actos ilícitos con arreglo al Derecho internacional, podrían suscitar una respuesta conjunta de la UE. La UE reitera que los Estados no deben permitir que se cometan en su territorio, con su conocimiento, actos internacionalmente ilícitos mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
El marco para una respuesta diplomática conjunta forma parte del planteamiento de la UE en materia de ciberdiplomacia, que contribuye a la prevención de los conflictos, a mitigar las amenazas para la seguridad informática y a una mayor estabilidad de las relaciones internacionales. Se espera que el marco fomente la cooperación, ayude a reducir las amenazas inmediatas y a largo plazo e influya en el comportamiento de los agresores potenciales a largo plazo.
La respuesta diplomática de la UE a las actividades informáticas malintencionadas se servirá plenamente de las medidas previstas en la política exterior y de seguridad común, incluidas, en caso necesario, las medidas restrictivas. Esta respuesta conjunta sería proporcionada al alcance, escala, duración, intensidad, complejidad, sofisticación e impacto de dichas actividades.
La UE reafirma su compromiso en favor de una solución pacífica de las controversias internacionales en el ciberespacio. En este sentido, todos sus esfuerzos diplomáticos deben aspirar de manera prioritaria a la promoción de la seguridad y la estabilidad en el ciberespacio mediante una mayor cooperación internacional, así como a reducir el riesgo de percepciones erróneas, escaladas de tensión y conflictos que pueden nacer de incidentes relacionados con las TIC.