El 12 de julio de 2015, a solo 25 años de edad, la vida de Arlette Contreras, abogada peruana, cambió radicalmente después de haber sido brutalmente atacada y amenazada de muerte por su ex pareja, Adriano Pozo, en un hotel en Ayacucho, Perú. Los hechos fueron registrados por las cámaras de seguridad del hotel. Su agresor la persigue y golpea desnudo, la arrastra por los cabellos hacia la habitación, y cuando Arlette, quien está vestida, logra escapar, el personal del hotel interviene para evitar que continúe la agresión. Arlette decidió romper el silencio que caracteriza estos casos, haciendo pública su historia y denunciando a su agresor por intento de feminicidio y violación. La sentencia de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho absolvió a su agresor por violación sexual en grado de tentativa, y sin considerar la tentativa de feminicidio, le impuso solamente la sentencia de un año de cárcel con pena suspendida por lesiones leves, y dictó su liberación. Esta disposición causó no sólo la indignación de Arlette, sino la de muchas mujeres. El 13 de agosto de 2016 casi 600 mil personas dieron vida a una de las mayores marchas de la historia del Perú, encabezada por Arlette, bajo el lema “Ni Una Menos». Posteriormente la sentencia fue anulada, y se ordenó un nuevo juicio que actualmente sigue vigente. Hasta el momento Adriano Pozo sigue en libertad.

Por su valentía y lucha contra la violencia a la mujer, en marzo 2017 Arlette recibió el premio “Women of Courage”, otorgado por el Gobierno de los Estados Unidos. Además, ha sido nombrada por la revista “Time” entre las 100 personas más influyentes del 2017, en la categoría de iconos.

No obstante estos reconocimientos internacionales, en su país Arlette sigue viviendo una fuerte inseguridad, casi ha perdido la vida en diferentes ocasiones a lo largo de los últimos dos años. Encontramos a Arlette, a quien conocimos durante la entrega del premio “Women of Courage” en Washington D.C.

Arlette, ¿cómo se ha desarrollado tu juicio y en qué fase se encuentra?

Mi caso empezó hace dos años y medio aproximadamente. Después de haber denunciado a mi agresor por los delitos de tentativa de violación sexual y feminicidio. El 22 de julio de 2016, en primer grado la Corte Superior de Justicia de Ayacucho calificó los hechos como delito de lesiones leves y condenó mi agresor a un año de pena privativa de libertad suspendida. La sentencia de primer grado tiene muchas irregularidades, se basa en vicios y errores judiciales, y estereotipos de género. Además, cabe precisar que Adrián Pozo es hijo de un regidor de Ayacucho y su familia tiene muchas conexiones y amistades influyentes, incluidos miembros del poder judicial. Según los jueces, no se configuró una tentativa de violación aun teniendo como medio probatorio no solo el video del ataque donde mi agresor sale completamente desnudo con la intención de devolverme a la habitación del hotel, sino también una denuncia que data 1 de noviembre de 2014 donde su ex enamorada lo acusa de agresiones físicas, ahorcamiento, y golpes de puño en la espalda. Es más, fue considerada como atenuante su estado de ebriedad. Otro ejemplo, dos médicos legistas concluyeron que hubo digito presión en la zona de mi cuello. Después de 8 meses uno de ellos retractó, sin hacerme otro examen, el otro médico mantuvo su versión, pero en juicio se le dio más peso al que retractó. Por esta razón los jueces determinaron que no hubo tentativa de feminicidio. La sentencia explica que el feminicidio se configura cuando existe el odio hacia la mujer. Según los jueces, como mi agresor lavó los platos durante una fiesta, este hecho indica que ha participado en la comunión de roles y actividades comunes a las mujeres, entonces no es machista y no odia a las mujeres. Por qué él lavó los platos, no pudo haberme querido matar.

He reunido 4 Amicus Curiae, para demostrar que significa tener enfoque de género en una sentencia. Se ha abierto un proceso de investigación en contra de esa sentencia, pero hasta el momento no se sabe nada, yo no puedo ser parte de ese proceso.

Yo apelé, ante tan indignante sentencia, que dio origen a la marcha «Ni Una Menos». Gracias a la marcha, se logró, en la apelación, anular esa sentencia y ordenar un nuevo juicio oral. Además, pedí la transferencia de competencia de Ayacucho a Lima, pero mi pedido ha sido rechazado.

Foto: Perú 21

¿Por qué pediste la transferencia de competencia de tu caso a Lima?

Pedí la transferencia de competencia de Ayacucho a Lima, porque considero que no hay suficientes garantías procesales para un debido proceso, además debido a mi estado de salud y de seguridad.

Fui denunciada por la otra parte por falsedad, para desacreditar mi testimonio en juicio y dañar mi imagen. En Ayacucho hay una campaña de desprestigio contra mí, no solo a través de los medios de comunicación; soy víctima de constantes amenazas, seguimientos y acoso. Recibí una foto de un arma y dos balas. Luego, el 16 de septiembre de 2016, precisamente el último día para la presentación de nuevas pruebas, fui víctima de un accidente mientras me dirigía a la Corte de Justicia. Un auto me atropelló, causándome la fractura en doce fragmentos de mi tibia y casi la amputación de mi pierna. He sido operada, y mi hueso reconstruido con clavos y placas. Como consecuencia, sufro fuertes dolores, no puedo caminar rápido y por mucho tiempo tuve que usar muletas. Después de este accidente trataron de responsabilizarme, aludiendo que andaba sin seguridad. Solicité una investigación de este accidente, pero fue archivada. Pedí las grabaciones de las cámaras de seguridad y me dijeron que estaban descompuestas.

El 1 de enero 2017, hubo un atentado en mi casa en Ayacucho, un hombre atacó a mi Mamá, quiso ahorcarla, y nos amenazó a ambas de muerte. Hicimos también en ese caso una denuncia. Lamentablemente se me han dado garantías en un papel, pero nadie me está dando protección. He hecho varias denuncias y todas han sido archivadas. Sorprendentemente, las denuncias presentadas por mi agresor en mi contra siguen vigentes. Por estas razones he tenido que mudarme a Lima.

¿Cómo es tu vida en Lima?

En Lima estoy mucho mejor, pero sigo teniendo muchos problemas. No es fácil empezar desde cero, y empezar una nueva vida en otra ciudad. He dejado atrás mi familia, amigos y todos mis planes de vida. Además, sigo siendo atacada a través de las redes sociales. Mis fotos siguen siendo manipuladas, y se dicen falsedades en mi contra. Ha habido ofertas de dinero para buscar videos íntimos míos, para ser usados en mi contra, pero nunca han encontrado nada.

Este año después de haber recibido los reconocimientos internacionales, se trató nuevamente de desprestigiarme usando audios de 2015 sacándolos de contexto y haciéndolos pasar como más recientes.

Recientemente, un abogado me ofreció llevar mi caso ad honorem, pero nunca se presentó a la audiencia de juicio oral, y su secretaria me devolvió algunos documentos. Después descubrí que su colega y mejor amigo se apersonó como abogado defensor de la otra parte. No he denunciado a este hombre ante el departamento de ética del Colegio de Abogados debido a los costos de esta denuncia y porque todas mis denuncias anteriores han sido siempre archivadas.

¿Qué han hecho por ti las instituciones gubernamentales?

En conclusión nada. Cuando mi historia salió a la luz, acudí al Ministerio de la Mujer, buscando un refugio en Lima, no obtuve alguna solución a mi caso. Nunca he podido beneficiar de la Ley de Violencia contra las Mujeres, que solo en 2016 garantizó el acceso a casas refugio.

¿Cómo era tu vida antes de la denuncia?

Había obtenido el título de Abogada, me había matriculado en una Maestría en Derecho Penal, aunque estaba interesada en Derechos Humanos. Lamentablemente, nunca pude empezar mi Maestría debido a todos estos hechos. Tenía un grupo de amigos y una vida totalmente normal.

Ahora todo ha cambiado, no tengo trabajo, financieramente dependo de mi familia, voy semanalmente a citas médicas por el estrés post-traumático, tengo dificultades para caminar y dolores. En este momento he tenido que suspender mis sesiones de fisioterapia y no tengo acceso a todos los medicamentos que necesito. Estoy atrapada por todas partes.

¿Qué estás haciendo ahora y cuáles son tus deseos para el futuro?

Me ocupan varias actividades. Tengo la ilusión de trabajar con niñas y niños. Formando buenos niños, se forman mejores adultos y una mejor sociedad. He dado varias ponencias, capacitaciones, foros para las comunidades más alejadas y rurales, donde hay más violencia y donde el Estado peruano no llega.

Me gustaría realizar el sueño de hacer una Maestría en Derechos Humanos, es mi deseo prepararme más y quisiera aprender más acerca de este tema, pero no he podido acceder a ninguna Beca en el Perú.

Quisiera hacer algo para los demás, dejar un legado, ya no quiero nada para mí, sino para las niñas. No quiero que vivan lo que he vivido yo. Me inspira la inocencia y la pureza de las niñas, y no quiero que pierdan oportunidades y que sus vidas se vean afectadas por la violencia.

Sé que mi perfil no es agradable ni aceptado en mi país, porque pongo y he puesto en evidencia las faltas en el tema de violencia contra la mujer, y escuchar mi voz a muchos fastidia.