EL FANTASMA DEL NACIONALISMO ASEDIA A LA EUROPA ACTUAL. Por Jaime Ensignia

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Breve reflexión histórica.
Cuando Marx y Engels, en 1848 escribieron su libro El Manifiesto Comunista, una sensación térmica se instalaba en el viejo continente, a decir; “un fantasma recorre Europa: el fantasma del Comunismo”. Al mismo tiempo, señalaban; todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma. Hoy, 169 años después, un nuevo fantasma asedia a Europa: el fantasma del nacionalismo, de los movimientos xenófobos. Este fantasma no es nuevo en el viejo continente, en los años veinte y treinta del siglo XX, los movimientos nacionalista, de tipo fascista, nacional socialistas y patrióticos abundaron en los más diversos países europeos. El desencuentro de la fuerzas políticas de la izquierda europea, su intestina lucha en algunos casos se torno patética. Comunistas increpaban a socialdemócratas como social-fascistas o, socialdemócratas señalaban a los partidos comunistas de la III Internacional como el enemigo principal, combatiéndose en las grandes ciudades europeas, permitieron que el fascismo y el nacional socialismos se apoderasen de los principales países europeos. El descenlace de esta época histórica la conocemos de sobra: la brutal y sangrienta II Guerra Mundial, la persecución y exterminio de los judios y más de 50 millones de muertos en este conflicto bélico.

La Europa del momento.
En el año 2016, varios sucesos políticos inquietaron y sacudieron al viejo continente. Todo se inició con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), el 24 de junio de ese año, el triunfo del BREXIT en el referendo sorprendió totalmente a la opinión pública europea y mundial. El 4 de diciembre del mismo año, los italianos eran llamados a entregar su apoyo o rechazo al Plebiscito convocado por su gobierno, el cual tenía como fin reformar la Constitución. El otrora nuevo rostro del socialismo italiano y europeo, ministro Matteo Renzi, debió dimitir como consecuencia de su derrota frente a este referendo, y son las fuerzas políticas populista y ultranacionalistas las que salen victoriosas en esta elección. Austria, uno de los países más estable del continente debió realizar elecciones por segunda vez para elegir el presidente de esta nación. Norbert Hofer, figura máxima del partido populista de extrema derecha, Libertad, ponia en serios aprietos al lider del Partido Verde austriaco, Alexander Van der Bellen. Finalmente Van der Bellen se imponia -el mismo día del referendo italiano- el 4 de diciembre en estos comicios presidenciales, triunfo sumamamente importante para las fuerzas políticas progresistas y de la izquierda europea.

Finalizando el año 2016, otros países de la UE, en forma especial Alemania, recibían una gigantesca ola de migrantes que huían de los efectos de las guerras en el Medio Oriente, en Siria y por la presión demográfica de países africanos. Por otro lado, países como Francia, Bélgica, Alemania y Turquía sucumbían ante la amenaza y actos del terrorismo fundamentalista islámico yihidista, lo cual azuzaba las aguas anti migración, nacionalistas y xenófobas existentes en la gran mayoría de las naciones europeas. Este escenario descrito favorece a la ultraderecha del continente, la cual gana un importante terreno en lo político e ideológico, levantando las banderas del chovinismo, de la xenofobia, y de un nacionalismo a ultranza. De este modo, los movimientos nacionalistas anti UE y anti globalización se convertían en alternativas electorales en Italia, Austria, Holanda, Francia, y Alemania en las elecciones previstas para el 2017 y 2018. A todo esto, habría que añadir que los EEUU nos sorprendía con la victoria presidencial -no prevista por ningún sondeo de opinión pública o, por agudos analistas políticos- de Donald Trump sobre Hillary Clinton. Sin lugar a dudas, este triunfo de Trump viene a fortalecer las propuestas ultranacionalistas de partidos y movimientos políticos europeos.

El asedio populista-nacionalista.
Este auge nacionalista europeo tiene un punto de articulación política continental en el encuentro de fines de enero del 2017. Los líderes de los partidos antiimigración, euroescépticos, como Marine Le Pen del Frente Nacional (FN) de Francia, el Trump holandés, Geert Wilders, el representante de la Liga Norte de Italia, Matteo Salvini y Frauke Petry de Alternativa para Alemania (AfD), entre otros dirigentes y grupos políticos, se reunían en Coblenza-Alemania para proyectar sus políticas, sus contiendas electorales, y sus acciones bajo el eslogan “Libertad para Europa”. En opinión de analistas, este encuentro podría interpretarse como el inicio de organización de una Internacional de la Ultraderecha Nacionalista. Estas fuerzas políticas reunidas en Coblenza esperaban tener un nuevo triunfo en las elecciones en Holanda con Wilders del Partido por la Libertad (PVV). Sin embargo, este representante del ultranacionalismo de los países bajos logra un discreto 13% de la votación, quedando por debajo del reelecto primer ministro, Mark Rutte, representante del Partido Liberal (UVD). Los resultados de las elecciones en Holanda representan un serio revés de la extrema derecha de ese país y de los ultranacionalistas euroescépticos, y eran observados internacionalmente como un referente de lo que podría llegar a pasar electoralmente con los partidos nacionalistas de Francia y Alemania.

En Francia, el domingo 23 de abril, se lleva a cabo la primera vuelta presidencial. Según los sondeos de opinión pública, son cuatro los candidatos que se perfilan en las simpatías ciudadanas: Marine Le Pen, del ultranacionalista FN; Emmanuel Macron con su movimiento En Marcha, centro liberal; Francois Fillon, conservador republicano y Jean Luc Mélenchon, que en 2016 fundó su movimiento Francia Insumisa y que cuenta con el apoyo del Partido Comunista Francés. De estos cuatro candidatos, dos serán los que pasen a la segunda vuelta, elección que se realizará el 7 de mayo. Se estima, que Le Pen y Macron, serían los candidatos que podrían estar en la papeleta de la segunda vuelta. Sin embargo, en las últimas semanas, se ha observado un repunte muy destacado del candidato izquierdista, no socialista, Mélenchon, el cual podría dar una inespereda sorpresa.

Los resultados electorales, sea en la primera o segunda vuelta en el país galo es analizada como la gran prueba de fuego para el populismo nacionalista europeo.

Corolario.
Más allá del triunfo o no de FN en Francia, de la baja votación y derrota obtenida por los ultranacionalistas en Holanda o bien un discreto resultado electoral de AfD, en Alemania en las elecciones de septiembre próximo, lo que queda en la retina de la opinión pública es que hay giro político y social hacia la derecha ultranacionalista al interior en las sociedades europeas.

Hoy, la Unión Europea, precisamente en el contexto de su conmemoración de 60 años de integración comunitaria está llamada a unirse en una “santa cruzada” para evitar que la historia se repita dos veces tal como vaticinó el viejo Marx. Las fuerzas progresistas, socialdemócratas, socialcristianas, social liberales, republicanas y demócratas de toda estirpe tienen un compromiso político ineludible en enfrentar este asedio que sufre la democracia europea por parte de este auge nacionalista populista.