¡Adíos Profesor Victor Uckmar! Por Isabel Recavarren

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A la izquierda el Embajador Javier Pérez de Cuellar, a la derecha el profesor Victor Uckmar. Foto; Panorámica

El 6 de diciembre se fue el prof. Victor Uckmar a los 91 años. No lo veía desde hace unos años pero él se encuentra entre mis mejores experiencias humanas y laborales que he realizado en Italia. Lo conocí cuando organicé “America Latina Hoy: Derecho y Economía” en los años ’90. No lo conocí por su actividad de profesor de derecho tributario en Bocconi, ni como abogado tributario. Lo conocí porque él quería generar un mayor acercamiento entre los países de América latina e Italia.

Gracias al profesor Uckmar, China tuvo su Ley de inversiones con especial atención a las joint-ventures, él vaticinó lo que sucedería con China. Quería que sucediese algo similar con América Latina.

A la izquierda el Embajador Javier Pérez de Cuellar, a la derecha el profesor Victor Uckmar. Foto; Panorámica
A la izquierda el Embajador Javier Pérez de Cuellar, a la derecha el profesor Victor Uckmar. Foto; Panorámica

Colaboré con el Profesor Uckmar durante tres años. Fuimos a Argentina, también fuimos al Perú. Su principal punto de encuentro era con la Comunidad de Migrantes italianos en Argentina y también en el Perú.

En Argentina, su atención no la dedicó al Gran Buenos Aires sino, más bien, a Salta, ciudad árida, sin pistas, con vientos fuertes, producía cítricos y tomates. Compró una hacienda, en los tres años pude ver su transformación, de lugar árido se volvió un terreno floreciente, las vacas se multiplicaron de una manera impresionante, de carne dura estudió el pasto que hizo que la carne fuera blanda y la leche mejor aún, tantos caballos. Salta era su SPA, invitaba a sus amigos tributaristas del mundo a pasar algunos días después de un Seminario, siempre en Salta, se intercambiaba ideas sobre inversiones en Argentina, en América Latina, en el mundo alrededor de la usanza argentina del buen asado y vino argentino, tanto dulce de leche.

En realidad el profesor Uckmar tenía una gran cualidad, lo que tocaba se transformaba en prosperidad. Conversaba, escuchaba, proponía, hacía, sobre todo hacía, no había impedimentos para lo que se proponía, razonaba y ejecutaba.

Por donde estuvimos, hicimos seminarios. En Salta, en ese entonces, una ciudad perdida en medio al desierto, asistían para escuchar criadores de alpaca de Bolivia, productores de vino de Chile, también de Jujuy, de Mendoza, de Puno, todos querían saber “cómo hacer” para todos había una propuesta o una idea. Una rosa de primera calidad profesional acompañaba al Prof. Uckmar.

Estuvimos en Mendoza, la tierra de los vinos, en Cordova, la tierra del Ministro Cavallo, a quien el profesor Uckmar hizo que la Universidad de Génova le diera el Honoris Causa. Invitó a la clase política a Génova, quería revitalizar el Puerto de Génova, una empresa difícil frente al Puerto de Amsterdam que avanzaba implacable y sin discutir tanto, gran afición italiana, discutir por todo, al final se concluía en nada. Quería traer la moda a América Latina, a Laura Biagiotti.

Revitalizó la Fiesta del Perú en Chiavari, una fiesta de todo el Tigullio, el 28 de Julio en agradecimiento al Perú que había acogido a los italianos quienes a su vez reconstruyeron Chiavari, llegaban de toda la Liguria los italianos agradecidos, también del Perú llegaba puntual la “rimpatriata italiana”, recuerdo bien al joyero Guglielmo Scotto con su esposa, entre otros. Las reuniones siempre se acompañaban de un Seminario, en Chiavari se hablaba del Perú, era la época de la nueva Ley de inversiones. Trabajamos mucho para solidificar esta fiesta, lamentablemente su éxito la debilitó, se convirtió en la fiesta de toda América Latina.

Quiero rendir un homenaje a este hombre, que recordaba sus orígenes húngaros, agradecido al Perú porque su abuelo llegó como inmigrante a Tacna con su esposa donde nacieron ocho hijos, ahí nació su Mamá, su abuelo llegó con el propósito de ganar una determinada suma de dinero y luego regresaría a Italia, así lo hizo. Su abuelo le decía “el Perú, vale un Perú”. Esta cultura familiar hizo del profesor Uckmar un hombre recto, serio, me explicaba que “la transparencia evitaba irregularidades en lo económico, en lo tributario, en las cuentas del Estado, en la vida cotidiana y en la vida laboral” admiraba la transparencia en las cuentas estatales de Holanda, todo estaba en internet a disposición de todos, lo cual daba confianza al ciudadano. Los compromisos, algo muy difícil de “no hacer en Italia”, él tenía razón cuando me decía, los compromisos son un gran enredo: se sabe dónde se inicia y nadie sabe dónde se acabará.

La última vez que lo vi fue antes que perdiera la vista, esto no impidió que él siguiera leyendo y estudiando gracias a una tecnología que instaló en su Estudio.

Su gran desilusión fue Argentina, los tiempos Kirchner y Fernández impidieron cualquier tipo de inversiones, con el Perú tampoco se logró lo que hubiera deseado. Los tiempos no estaban maduros.

Sin embargo, él sembró. Muchos, así como como yo, quienes hemos tenido la fortuna de haberlo tenido cerca, hemos aprendido, y dentro de nosotros, no perdemos la esperanza de unir Italia, los países europeos con los países de América Latina, con transparencia y sin compromisos. Gracias profesor Victor Uckmar.