La Comisión Europea desplegó sus expertos humanitarios en la zona afectada inmediatamente después del terremoto para evaluar las necesidades urgentes; posteriormente, destinó un €1 millón para proporcionar refugios de emergencia, alimentos, agua, saneamiento e higiene a las personas más vulnerables, además de evaluación y coordinación humanitarias.
El Mecanismo de Protección Civil de la UE se activó a petición de las autoridades ecuatorianas y las Naciones Unidas, con equipos de búsqueda y rescate urbano, peritaje en evaluación de daños, agua y mantas. Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Portugal, España, Suecia, los Países Bajos y el Reino Unido ofrecieron generosamente ayuda a través del Mecanismo, bajo la coordinación del Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias (CECRE) de la Comisión Europea.
El terremoto, de una magnitud de 7,8, sacudió a Ecuador el 16 de abril de 2016 y fue el más potente desde 1979. Costó 661 vidas y afectó a cerca de 2 millones de personas, muchas de las cuales siguen necesitando ayuda de emergencia. Al terremoto siguieron cientos de réplicas, con terremotos de una magnitud de 6,7 y 6,8 en la provincia de Esmeraldas el 18 de mayo de 2016, lo que dañó aún más las infraestructuras. Ecuador está situado en el llamado «cinturón de fuego», un arco de alta actividad sísmica que se extiende alrededor del Océano Pacífico.
Christos Stylianides, comisario de la UE de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, ha declarado:
«La UE se ha comprometido plenamente a seguir ayudando a la población de Ecuador, que se recupera del devastador terremoto. Esta financiación adicional permitirá atender a las necesidades humanitarias inmediatas y reforzará la capacidad de recuperación y la preparación frente a las catástrofes en Ecuador, un país vulnerable a la peligrosidad sísmica».
La ayuda se facilitará a través de los socios humanitarios de la UE en el país y se centrará en el suministro de refugio de emergencia a miles de ecuatorianos que perdieron sus hogares, especialmente en las zonas suburbanas y rurales, cuyo acceso puede ser difícil. La ayuda también tiene por objetivo ayudar a restaurar los medios de subsistencia de las numerosas personas que los perdieron; velar por que las personas afectadas, especialmente los menores, reciban protección y atención sanitaria, incluido apoyo psicológico, y proporcionar agua limpia y equipos de saneamiento a fin de prevenir las enfermedades transmitidas por el agua, especialmente probables en las provincias costeras durante la próxima temporada de lluvias.
