Los créditos de consumo permiten a las familias y a las personas naturales acceder a financiar gastos comunes, con el compromiso de devolver el dinero más un interés pactado. Este tipo de crédito constituye una herramienta para impulsar el crecimiento económico, un nivel excesivo podría provocar una significativa vulnerabilidad en el sistema financiero. A continuación, examinaremos los créditos de consumo en los países de la Alianza del Pacífico.

El crédito bancario peruano, en setiembre de 2017, ha indicado una gradual recuperación de la economía, habiéndose incrementado en 3.6%, respecto del mes anterior. Según el Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank, este crecimiento crediticio tiene la particularidad de que el mayor dinamismo del crédito se presentó en provincias (6.2%), mientras que en la ciudad de Lima sólo creció 2.8%.

En lo que respecta al crédito de consumo peruano, éste se expandió en 15.4%, mientras que el hipotecario lo hizo en 9.3%, siendo estas cifras explicadas por los mejores indicadores de calidad de la cartera crediticia (3.9% de tasa de morosidad).

Durante setiembre de 2017, la cartera de consumo del sistema financiero colombiano creció en 6.96%, respecto al mismo período del 2016. Según el Banco de la República, las familias colombianas concentran la mayoría de sus obligaciones en créditos de consumo, siendo estos 69.6%; seguidos por los de vivienda y agentes financieros o informales, con 23.5% y 6.9%, respectivamente.

Para minimizar la vulnerabilidad de las familias sobre los créditos de consumo, la Superintendencia Financiera colombiana decretó, a finales de noviembre, que la tasa de interés activa que cobre cualquier institución financiera, por créditos de consumo, no debe superar el 31.16%, de lo contrario se estaría incurriendo en un delito de usura.

En Chile, durante los 10 primeros meses de 2017, los bancos chilenos obtuvieron un crecimiento acumulado de 8.15%, mayor que en el mismo período del 2016. Sin embargo, en el mes de octubre del presente año, los beneficios de la banca fueron de US$235 millones, 28.2% menor que en el mes anterior. Esta situación se debe principalmente por una caída de los márgenes de intereses (-9.6%) y un mayor gasto en provisiones (8.8%) sobre los créditos de consumo.

El crédito de consumo mexicano se ha visto deteriorado. Según las cifras a octubre de 2017, el crecimiento anual de los créditos de consumo fue de 1.7%, es decir, 0.7% menor que en el mes anterior. De acuerdo a las sub categorías del crédito de consumo en México, el consumo por tarjetas de crédito creció 1%, mientras que los préstamos directos hacia personas (3.9%) compensaron la caída de los créditos de nómina, el cual fue de -2.2%.

Estas cifras son resultados del deterioro del ingreso real de los trabajadores y el incremento de la tasa de interés de referencia mexicana, lo que originó un encarecimiento de los créditos.

En los países de la Alianza del Pacífico, se observa que las tasas de endeudamiento por consumo no son excesivamente grandes, dándose en algunas de ellas un retroceso respecto a meses anteriores. Es conveniente la transparencia de las entidades bancarias y financieras en el momento de comunicar las condiciones de los créditos.